La infertilidad masculina y femenina se puede curar, cambiando las malas elecciones del estilo de vida

Redacción Internacional de Salud.- La inferilidad masculina y femenina es un tema de salud muy frecuente. Se discute siempre si se puede curar. Ciertamente, en ambos casos se puede, pero es necesario llevar a cabo un tratamiento, que no tiene nada de complicado.

El tratamiento de la infertilidad masculina depende de la causa subyacente de la infertilidad. Las causas más simples de la infertilidad masculina a tratar son las opciones de estilo de vida, como ser obesos o de peso excesivo, abuso de drogas y sobrecalentamiento de los testículos.

Las personas con sobrepeso u obesidad deben considerar el cambio de dieta y comer alimentos más saludables y aquellos ricos en nutrientes que mejoren la fertilidad. Todo lo que se requiere es cambiar las malas elecciones de estilo de vida y adoptar formas más saludables para mejorar la fertilidad.

¿Se puede curar la infertilidad femenina?

La respuesta es ciertamente “sí” porque hay algunas formas naturales para aumentar la fertilidad femenina y quedar embarazada más rápido.

La infertilidad ocurre cuando una mujer no puede concebir después de tener relaciones sexuales sin protección con su pareja masculina.

En los Estados Unidos, se estima que alrededor del 10 por ciento de las mujeres de 15 a 44 años tienen dificultades para quedar embarazadas.

Afortunadamente, el tratamiento está a menudo disponible. La infertilidad femenina puede curarse naturalmente en muchos casos.

¿Qué es la infertilidad?

Según la Organización Mundial de la Salud, la infertilidad es una patología del aparato reproductor que hace imposible el embarazo. La infertilidad afecta a la pareja, tanto al hombre como la mujer, que no pueden tener un hijo de forma natural.

Hay dos tipos de infertilidad. La infertilidad primaria, que afecta a aquellas parejas que no han conseguido un embarazo tras, al menos, un año de relaciones sexuales sin anticonceptivos, y la infertilidad secundaria, en parejas que se han podido quedar embarazadas y que ahora no pueden.

Los síntomas de la infertilidad pueden variar en hombres y mujeres.

En mujeres, los síntomas pueden estar relacionados con el ciclo menstrual y la ovulación. Pueden ser menstruaciones anormales, con un sangrado más abundante o menor de lo habitual; menstruaciones irregulares e intermenstruales, cuando el número de días entre cada menstruación es distinto cada mes; amenorrea, es decir, ausencia de menstruación, y dismenorrea, menstruaciones muy dolorosas. También pueden darse síntomas sin relación con la menstruación, siendo estos la aparición de flujo blanquecino en los pezones (sin tener relación alguna con la lactancia) o dolor al mantener relaciones sexuales.

En hombres, lo síntomas de infertilidad relacionados con el esperma pueden ser la presencia de semen de tonalidad amarilla o verde, manchas rojas o marrones; eyaculaciones muy olorosas, espesas, acuosas o con poca cantidad. También, pueden presenciar síntomas sin relación con el semen como: cambios en el crecimiento del cabello, alteraciones en el deseo sexual, problemas de erección y rigidez en los testículos.

¿Cuáles son las causas de la infertilidad?

Las causas de la infertilidad comunes entre hombres y mujeres son:
Defectos congénitos del aparato reproductor.
Cáncer, tumores, fármacos quimioterapéuticos, radioterapia.
Exceso de consumo de alcohol.
 Desequilibrio hormonal.
 Obesidad.
 Cicatrices por infecciones de transmisión sexual, cirugía abdominal o endometriosis.
 Tabaquismo.
 Edad avanzada.
Infección pélvica.


En mujeres, la infertilidad puede surgir a raíz de:
Tratornos autoinmunitarios.
 Trastornos en la coagulación.
 Diabetes.
Ejercicio excesivo.
 Trastornos alimenticios.
 Neoplastias en el cuello uterino y/o en el útero, quistes ováricos, síndrome de ovario poliquístico.
 Ligadura de trompas o reanastomosis.
 Tiroides.


En hombres, las causas de la infertilidad pueden ser:
Impotencia.
 Infección.
 Consumo de ciertas medicinas, como cimetidina, espironolactona y nitrofurantoina.
 Eyaculación retrógrada.
 Cicatrización a raíz de enfermedades de transmisión sexual, lesión o cirugía.
 Toxinas en el medioambiente.
 Vasectomía o falla de la vasovasostomía.

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