El cuerpo tiene sus ritmos y es importante que usted lo sepa.
La pereza, el desgano o los entusiasmos a deshoras pueden deberse a una sincronía con las señales de su cuerpo, así que tenga en cuenta lo siguiente.
Entienda. El cuerpo es una máquina biológica perfecta que, así como funciona, hay que dejarla descansar. No todo es trabajo.
Horarios. Procure levantarse y acostarse casi siempre a las mismas horas, eso le permite al cuerpo producir lo que necesita cuando está despierto y lo que requiere para descansar.
Día y noche. La naturaleza nos equipó para trabajar de día y descansar de noche. Procure respetar esas reglas y en caso de invertir esta condición, no lo haga por periodos cortos ni de manera desordenada. Las variaciones generan problemas de salud muy serios.
Siga el ritmo. Identifique los horarios en los que usted es más productivo y en los que requiere descanso. Acóplese a ellos y sáqueles jugo. Si es más activo mentalmente en la mañana y hace tareas que requieren concentración o actividad académica, prefiéralo en esas horas.
Deje el trabajo material o físico para la tarde y las diligencias al finalizar el día.
Comidas. Establezca horarios fijos para las comidas, con estas premisas: el desayuno antes de las 9 de la mañana con una carga energética importante; en el almuerzo, carga de proteínas, y en las noches, comida liviana, preferiblemente carbohidratos de fácil digestión que lo ayuden a dormir.
Medicamentos. Úselos a las horas recomendadas por el médico. Hay fármacos que funcionan mejor en la mañana, lo mismo ocurre con algunos que requieren del reposo nocturno. Hacerlo al contrario es forzar el cuerpo.
Por último. Si tiene problemas de infertilidad, alteraciones hormonales, fluctuaciones de la tensión o de la frecuencia cardiaca durante el día, revise cómo están sus ciclos circadianos. Ir al médico no le caerá mal.
Carlos F. Fernández
Asesor médico de EL TIEMPO