El dolmen de El Pendón ha dejado al descubierto gran cantidad de restos óseos pertenecientes a un centenar de individuos, a falta de documentar un último nivel de enterramientos que aún sin exhumar.
Valladolid (España).- Un equipo español de investigadores ha identificado la considerada como primera intervención quirúrgica con éxito en el oído de un ser humano, una mujer de avanzada edad que vivió hace más de 3,000 años.
Esta investigación, publicada en la revista Scientific Repor, parte del hallazgo en 2018 del cráneo de una mujer en un enterramiento excavado junto al conocido como Dolmen de El Pendón, en el término municipal del Reinoso (centro de España), informaron hoy fuentes de la Universidad de la ciudad de Valladolid (UVa), cuyo catedrático de Prehistoria Manuel Rojo Guerra dirige el trabajo.
La calavera presenta dos perforaciones bilaterales compatibles con sendas mastoidectomías, una cirugía consistente en la extirpación de las celdillas de los espacios huecos y llenos de aire situadas en el cráneo por detrás del oído y dentro del hueso mastoideo.
"Se trataría de intervenciones quirúrgicas que aún se practican en la actualidad destinadas a eliminar infecciones del oído medio del tipo otitis, mastoiditis y colesteatomas", explican los doctores Juan Francisco Pastor y Jaime Santos, también de la Universidad de Valladolid y que forman parte de la investigación.
La clave para certificar la supervivencia de la mujer después de la intervención, al menos durante un mes, se sustenta en el análisis histológico de superficie realizado mediante un microscopio electrónico que ha podido identificar tanto los efectos de los osteoclastos (células óseas que se encargan de la reabsorción del hueso dañado) como de los osteoblastos, las que se encargan de la regeneración del hueso.
El dolmen de El Pendón ha dejado al descubierto gran cantidad de restos óseos pertenecientes a un centenar de individuos, a falta de documentar un último nivel de enterramientos que aún sin exhumar.
Conforme a las dataciones de carbono 14, la tumba se utilizó a lo largo de unos 800 años entre el 3.800 y el 3.000 antes de Cristo, un periodo durante el cual registró una serie de reagrupamientos y reducciones de cadáveres, lo que da idea del complejo mundo simbólico y ritual que albergan estas monumentales construcciones funerarias.