El Mundo.- Algunas mujeres les gusta ponerse una fala mientras hacen ejercicio, pensando que eso le ayudaría a rebajar de peso, pero se trata de una practica que hace daño a la salud, según se ha comprobado.
Esta forma de ejercitarse puede llegar a ser perjudicial por volver a los músculos dependientes y perezosos.
Descubre más sobre el asunto
Como todo en la vida, existen cosas muy buenas y cosas muy malas, como usar faja para realizar ejercicio.
Es una herramienta que llegó al mundo fitness más como un accesorio que como un objeto para mejorar la salud y el rendimiento, valiéndose de una gran estrategia comercial para colocarse en casi todas las cinturas de las mujeres del país.
Negras, verdes o fucsias, representaban un boom porque figuras famosas de la televisión, reinas de belleza y modelos las utilizaban, pero afortunadamente ya toda la verdad sobre los daños que ocasionan las fajas es de dominio público, aunque todavía quedan personas que insisten en utilizarlas amparándose en una creencia errónea e información poco confiable al respecto.
Para comenzar una pequeña explicación pertinente: el cuerpo humano está dividido en 3 grandes zonas: la parte inferior, que comprende desde la cintura pélvica hasta los pies; la zona superior que incluye la cintura escapular hasta las puntas de las manos y la cabeza; y la zona media, que está formada por la zona abdominal y lumbar. Esta división es mucha más compleja, pero para desarrollar el punto que quiero tocar en esta nota lo dejaré hasta aquí.
Algo que debe entenderse es que todo el cuerpo está conectado y trabaja en conjunto cuando se habla de movimiento. Si se está de pie y se elevan los brazos grandes cantidades de músculos se activan y trabajan para ejecutar el movimiento, no solamente los involucrados de manera directa con los brazos, también los que están en la zona media para mantener el equilibrio, y hasta los músculos de las piernas para mantener el cuerpo erguido; todo esto sucede simultáneamente en un movimiento en conjunto con otros músculos diferentes en distintas partes del cuerpo.
Otro ejemplo bastante sencillo para describir este mecanismo es cuando la persona está manejando cualquier vehículo y siente la necesidad de buscar algo en el asiento posterior, el simple hecho de estirar la mano y girar el torso hacia atrás mientras se permanece frente al volante requiere la activación de muchos músculos desde los pies (pasando por todo el cuerpo) hasta llegar por último a la mano con la cual se tomará el objeto deseado. Todo este proceso se repetirá de manera contraria para llevar nuevamente el cuerpo a la posición frente al volante. Hoy en día se sabe que los músculos trabajan de manera organizada, sincronizada, porque ellos funcionan como una máquina cuyos componentes están relacionados, y sólo en algunos casos, con artefactos diseñados especialmente para la musculatura se puede aislar un músculo en su movimiento. Pero esto no es 100% efectivo, siempre hay algo adicional que se mueve, se conecta y se esfuerza para ayudar a realizar ese movimiento requerido.
A través de esta pequeña digresión quise demostrar cuán conectado está el cuerpo humano y mucho más mediante las 3 zonas principales que mencioné antes, porque la parte que más se esfuerza y trabaja es la zona media, ya que no sólo sirve de conexión entre la zona inferior y la zona superior, sino que también trabaja cuando se intenta ejercitar por separado sólo la zona inferior o la superior. Es decir, la zona media realiza un trabajo adicional y se encuentra másactivada que las 2 zonas restantes.
La faja sí ayuda, pero...
La primera sensación que brinda una faja es de soporte y luego de seguridad. Sucede así debido a la impresión que se tiene de estar ayudando a la zona lumbar y abdominal a mantenerse erguida y al mismo tiempo ayuda a toda la musculatura.
Pero el asunto es que, a la hora de levantar peso aporta una gran ayuda porque mantiene la espalda recta y protege las vértebras, y adicionalmente comprime el tejido adiposo y logra una imagen más delgada frente al espejo. Todos estos beneficios fueron explotados al máximo en campañas publicitarias para lograr vender tantas fajas comofuera posible, incluso mediante las redes ociales, hasta lograr comercializarlas fuera del país.
Pero ¿qué ocurre al pasar el tiempo una vez que el producto ayuda, protege y hace lucir mejor?
Es cierto que sucedió todo lo que la faja ofrecía como propaganda: protección, mejor soporte y una imagen ideal frente al espejo. Lo que muchos no sabían es que la faja también limitaría a la hora de progresar.
Cuando las personas aumentaban la capacidad de fuerza en su zona superior e inferior, fortaleciendo los músculos de las piernas, glúteos, pechos, espalda, hombros, brazos, etc., la faja siempre mantuvo aislada la zona media y esto trajo como consecuencia una descomposición muscular haciendo imposible al practicante entrenar sin ella. Con el tiempo los usuarios se fortalecieron, podían levantar más peso, pero al momento de quitarse la faja e intentar entrenar sin ella, se le hacía imposible controlarlas cargas y la postura del cuerpo se comprometía ya que su zona media, por estar aislada durante los entrenamientos, nunca se fortaleció y se mantuvo débil, incluso mucho más que cuando usaron la faja por primera vez.
¿Me hace adelgazar?
Sobre lo estético, es una simple ilusión; la faja comprime la grasa contra el cuerpo pero jamás la eliminará ni le dará forma: la grasa sólo se elimina quemando calorías.
Las fajas llegaron para hacer más daño que ayuda; no son necesarias si se goza de buena salud. Un buen entrenamiento con pesas tiene que estar enfocado en fortalecer todo el cuerpo, desde los huesos hasta los músculos, y las fajas apenas brindan una leve sensación de seguridad que con el tiempo pasará factura.
Un dato tangencial al respecto: si se tiene alguna duda siempre se puede visitar una tienda donde vendan equipos clínicos y preguntar por una faja clínica post-operatoria, se notará que es del mismo material, las mismas dimensiones y son vendidas para pacientes con problemas en la columna que necesitan un total aislamiento de fuerza en la zona media.
Fuente: El IMpulso