Alzhéimer y párkinson no tienen cura, pero pueden prevenirse

  • por EFE lunes 22 julio 2019

Redacción Internacional.- Cada año se registran 10 millones de nuevos casos de alzhéimer en el mundo y para 2050 se prevé que habrá 150 millones de personas en el mundo con esta enfermedad. Estos datos, proporcionados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), son alarmantes.

Factores de riesgo

Enfermedades como hipertensión, diabetes y obesidad

Antecedentes familiares

“Todos estos factores están ligados a un mayor riesgo de padecer alzhéimer. Pero también existe un factor genético a tener en cuenta”, recuerda la doctora Milagros González Béjar.

La edad también influye; el alzhéimer suele aparecer a partir de los 65 años. Aunque “las formas de presentación en menores de 65, suelen ser mucho más agresivas y suelen tener una evolución más rápida”, apunta la doctora.

Pérdida de memoria.

Dificultad para realizar tareas que hacemos habitualmente.

Desorientación temporal y espacial.

Problema del lenguaje como la disartria, que dificulta la articulación de las palabras.

Alteración del sueño.

“Muchas veces los pacientes con alzhéimer duermen durante el día y están toda la noche despiertos con irritabilidad. Pueden llegar a tener un comportamiento incluso agresivo. El paciente, en los momentos que tiene de lucidez, sufre mucho porque es consciente de la situación que está viviendo. Y el cuidador, también”, añade la doctora.

4 medidas de prevención

Tener hábitos de vida saludables.

Hacer ejercicio.

Controlar nuestra tensión arterial.

Controlar nuestra diabetes.

“Cuanto más saludables estemos, vamos a favorecer que el alzhéimer aparezca más tarde. Aunque tengamos la carga genética, podemos no desarrollar la enfermedad”, apunta.

Los hábitos de vida saludables y controlar las patologías asociadas al alzhéimer (hipertensión, diabetes, etc) son la clave para prevenir o retrasar la aparición de la enfermedad, según la doctora.

Al igual que en otras enfermedades, no existe ninguna prevención que asegure con total certeza que no vayamos a padecer la enfermedad en algún momento de la vida.

“Lo que sí podemos hacer, es estar alerta y, ante síntomas que nos pueden hacer sospechar de la enfermedad de Parkinson, acudir al médico para que nos haga un buen diagnóstico y así poder tener un tratamiento en fases tempranas” apunta la doctora González Béjar.

Temblor, que puede ser lento y rítmico.

Rigidez muscular.

Lentitud de movimientos.

Inestabilidad postural, con lo cual en este tipo de pacientes el riesgo de caídas es mayor.

Trastornos del sueño.

Depresión.

La importancia de la detección precoz

Solemos asociar el párkinson a gente mayor, pero lo cierto es que existen formas juveniles y de adulto joven que hay que tener en cuenta. El 15 % de los pacientes tienen menos de 45 años y también existen casos en niños, aunque estos son mucho menos frecuentes.

Cuidados básicos

Una vez que ya está diagnosticada la enfermedad, la doctora recomienda estos cuidados:

Tener un buen tratamiento, tanto médico como rehabilitador.

Prevenir el riesgo de caídas.

Prevenir infecciones respiratorias e infecciones de orina que pueden hacer que la enfermedad tenga una mayor evolución.

Hidratación y nutrición adecuada.

“El párkinson es una enfermedad que no tiene cura, pero sí podemos actuar ante estos síntomas y hacer que no avance tan rápido. En este caso, la fisioterapia ejerce un papel muy importante”, concluye la doctora.

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