Está comprobado que las personas que viajan crecen más espiritualmente


Está comprobado que las personas que viajan solas crecen más espiritualmente en comparación a quienes no lo hacen

¿Sabías que las mujeres que aman viajar son sumamente sabias?

Viajar abre horizontes ayuda a expandir la mente, obteniendo como resultado un crecimiento y maduración espiritual muy importante para el individuo.

Quien viaja solo se autodescubre y re-conoce cosas de sí mismo que quizá había dejado en el olvido por la cotidianidad y el caos del día a día, por lo que, si eres de las que ama viajar sin necesidad de llevar a alguien al lado, seguramente te sentirás identificada con el texto que te presentaremos a continuación.

¿Por qué viajar solo te ayuda a crecer espiritualmente?

Viajar solo reduce el estrés y te hace más conciente:

La soledad y el aislamiento no son una misma cosa.

La soledad produce un sentimiento de separación y agota el espíritu. El aislamiento aumenta la auto-conciencia, y en última instancia, nos hace sentir más conectados con el mundo.

Nunca estamos realmente solos, pero es difícil reconocer esto si no tenemos el tiempo para reflexionar sobre ello.

El día a día está lleno de distracciones y en muchas ocasiones nos olvidamos de es difícil vivir el momento. Necesitamos tiempo para conectar con nuestros pensamientos y procesarlo todo y viajar solo es la clave para logrararlo.

Investigaciones han demostrado que la meditación consciente, o la práctica intencional de centrarse en el presente, pueden disminuir la ansiedad de manera significativa, ya que ayuda a reducir la hormona del estrés llamada cortisol. Viajar solo, viéndolo desde esta perspectiva, ofrece un tipo benigno de reflexión.

Te autodescubres: Uno de los mayores beneficios de viajar solo es que mientras descubres el mundo, te encuentras con tú ‘yo’ verdadero. Es una forma auto-reflexiva de viajar. Las limitaciones que irás superando se vuelven aclaradoras e inspiradoras al alejarte de tu zona de confort.
Viajar con los demás te permite aferrarte a lo familiar, que estás acostumbrado a resolver; pero durante las excursiones en solitario no tenemos más remedio que aventurarnos en un territorio desconocido, física y mentalmente.

Haces amigos, comes comida diferente, quizá escucharás música interpretada por instrumentos o grupos que no sabías que existieran. Empiezas a ver el mundo bajo una luz completamente nueva.

Encuentras claridad en tu vida: Viajar en solitario te permite establecer un ritmo de viaje. Haces tus propios planes y dictas tu propio horario. Pero si no hay nadie que cuide tu espalda, también eres responsable de tu propia seguridad. Así que tus instintos se convierten en tu guía y en tus mejores amigos.

Cuando te aventuras hacia lo desconocido por tu cuenta, tus sentidos están alerta. Nunca un ser humano estará más perceptivo que cuando se adentra en lo desconocido. Es un mecanismo de supervivencia.

A través de los viajes en solitario, asimilas y contemplas mucho más de lo que harías si viajaras acompañado. Puedes sentir y aprender más de lo que podrías alguna vez haber imaginado.

Viajar a solas nos ayuda a reencontrar en nosotros una cierta ingenuidad acerca del mundo, ampliando nuestras perspectivas mientras nos hacemos más conscientes de nuestras vulnerabilidades y de nuestras creencias.

En resumen, viajar solo te cambia la vida y nos convierte en personas más sabias debido a que fomenta el descubrimiento del mundo exterior y de nuestro mundo interior.

Fuente: Soy Carmín

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