La leche de cucaracha, el nuevo superalimento que se une a la quinoa y la chía

Si desde hace unos pocos años, convivimos en los supermercados con la quinoa, la chía o las bayas de goji, desde hace poco tenemos también también larvas, gusanos o saltamontes.

A esto le sumamos un nuevo superalimento descubierto por investigadores de la Universidad de Iowa: la leche de cucaracha, una de las más nutritivas de la Tierra que contiene más calorías, aminoácidos esenciales y cuatro veces más proteínas que la leche de vaca.

Leche de cucaracha, el polémico superalimento del futuro

Gracias a distintas investigaciones, como la publicada recientemente en el Journal of Pediatric Gastroenterology and Nutrition comparando los distintos tipos de leche, hasta ahora sabíamos que, en términos nutritivos, la leche de coco, almendra, arroz, o incluso la de cabra, contenían menos proteínas que otras como la de soja, la de vaca o la de búfala.

De la misma manera, conocíamos también que, si nos fijábamos en el calcio, la leche de vaca ganaba sobradamente la partida a la bebida de soja, erigiéndose como la segunda más nutritiva tras la leche de búfala, que parecía no encontrar rival en lo que a concentración de proteínas, vitaminas y minerales se refiere.

Y decimos «parecía» porque lo que nadie podía imaginar es que, en la otra parte del mundo, un grupo de científicos que compone el equipo de estudio del Instituto de Biología de Células Madre y Medicina Regenerativa de India iba a descubrir en una de sus últimas investigaciones que una especie de cucarachas podría acabar produciendo la «leche» más nutritiva del planeta.

Hablamos de las cucarachas Diploptera Punctate. Una especie vivípara que alimenta a su descendencia con un líquido altamente nutritivo. Tras ingerir este fluido, los cristales de proteína que permanecen en el intestino de las crías es lo que los científicos han querido denominar leche de cucaracha.

Esta «leche», para sorpresa de los propios científicos, posee tres veces más cantidad de energía que la leche de búfala, y consigue así, a falta de distintos análisis que certifiquen su entrada de pleno derecho, el pase directo al selecto grupo de superalimentos junto al brócoli, el açaí, la quinoa o la espirulina, entre otros.

Según Subramaian Ramaswamy, director de la investigación, estos cristales encontrados en el intestino del insecto «son un alimento completo: tienen proteínas, grasas y azúcares» y presentan, en las secuencias de proteínas, «los aminoácidos esenciales». Por todo esto, considera el científico, se trata de un «suplemento proteico fantástico».

El largo camino al supermercado

Pese a las evidencias mostradas por los científicos indios, algunos de sus colegas han querido matizar que todo lo publicado debe ponerse en cuarentena, ya que todavía no se ha podido determinar al 100% que estos cristales extraídos del intestino de la cucaracha no sean tóxicos.

En cualquier caso, y en eso parecen coincidir todos, su hipotética llegada a los supermercados no se producirá como reemplazo de la leche tradicional.

Conjeturando que, finalmente, se acabe confirmando que la ingesta de leche de cucaracha solo puede reportar beneficios, ya se ha empezado a barruntar que, por sus características, no sería de extrañar que acabara formando parte de los componentes de bebidas energéticas destinadas a atletas de alto rendimiento.

Sin salir de esta hipótesis, y tal como se ha venido probando con otros «bichos» altamente nutritivos, si la leche de cucaracha logra pasar todos los controles también podría acabar formando parte del polvo de insecto que distintos investigadores están a punto de convertir en la nueva harina que pueda paliar el hambre en las zonas de mayor escasez del planeta.

El próximo problema al que debe hacer frente el grupo de investigación indio es el que tiene que ver con la síntesis de esos cristales ya que, una vez ingerido por las crías, no se puede recuperar. Ahora mismo, esto es lo que se antoja como el principal reto de un proyecto tremendamente ambicioso.

En palabras de Ramaswamy: «No estamos 100% seguros, pero si esto ayuda a combatir la escasez de alimentos que vamos a afrontar ya en esta generación, aceptamos el desafío».

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