Natalie Kuricki, una paramédica australiana de 23 años, oyó un ruido un poco más fuerte de lo habitual al estirarse, pero no le dio importancia. Casi le cuesta la vida
Natalie Kunicki sufrió un ACV a los 23 años de edad tras sonarse el cuello.
Una joven paramédica australiana de 23 años sufrió un derrame cerebral provocado por el estallido de una arteria vertebral cuando estiró su cuello.
Natalie Kuricki, que trabaja para el Servicio de Ambulancias de Londres, estaba mirando una película con un amigo tras una noche de fiesta el mes pasado, cuando se estiró el cuello y oyó un fuerte "crack", pero no le dio mucha importancia.
Quince minutos más tarde, cuando se levantó de la cama para ir al baño, se desplomó al suelo. No podía mover su pierna izquierda.
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Fue trasladada de urgencia al hospital, donde fue notificada que su arteria vertebral -una de las principales arterias del cuello- había reventado. Esto provocó la formación de un coágulo de sangre en su cerebro que derivó en un ACV.
Los médicos confirmaron que la arteria vertebral de Kunicki se había reventado, provocando la formación de un coágulo de sangre en su cerebro que derivó en un derrame cerebral.
Los médicos confirmaron que la arteria vertebral de Kunicki se había reventado, provocando la formación de un coágulo de sangre en su cerebro que derivó en un derrame cerebral.
"La gente necesita saber que incluso si eres joven, algo tan simple como esto puede causar un derrame cerebral", dijo Kuricki.
"Ni siquiera estaba intentando de sonarme el cuello. Me acabo de mudar y ha ocurrido. Me estiré el cuello y pude oír un 'crack, crack, crack, crack'", agregó.
Mi amigo me preguntó: ‘¿Eso fue tu cuello?’. Sólo me reí
"Mi amigo me preguntó: '¿Eso fue tu cuello?', pero todas mis articulaciones hacen esos ruidos así que no le presté mucha atención. Sólo me reí".
La situación se agravó por el diagnóstico de la paramédica de su propia condición, ya que confundió sus síntomas con los de una persona borracha y estaba demasiada avergonzada para llamar a los servicios de emergencia.
"Me levanté y traté de caminar hasta el baño y me tambaleaba por todas partes. Miré hacia abajo y me di cuenta de que no estaba moviendo la pierna izquierda y me caí al suelo", contó la joven.
Natalie Kunicki, de 23 años, es paramédica y trabaja para el Servicio de Ambulancias de Londres.
Natalie Kunicki, de 23 años, es paramédica y trabaja para el Servicio de Ambulancias de Londres.
Kunicki admitió que inicialmente dudó de llamar a los médicos porque no quería que sus colegas la encontraran alcoholizada. "Una amiga tuvo que venir a recogerme. Al principio pensé que estaba borracha o que me habían drogado, pero luego supe que algo más estaba mal", dijo. Su coordinación se había deteriorado y su ritmo cardíaco y presión arterial estaban "por las nubes".
"Soy paramédica y no llamé a emergencias durante diez minutos porque pensé que era muy improbable que se produjera un derrame cerebral cuando debería haberlo sabido", reconoció.
Pensé que estaba borracha o que me habían drogado, pero luego supe que algo más estaba mal
Luego de algunos exámenes, el equipo de la ambulancia llevó a Kunicki al University College London Hospital, donde se confirmó que había sufrido un derrame cerebral y que necesitaría ser sometida a una cirugía de urgencia. Fue traslada con ese fin al Hospital Nacional de Neurología y Neurocirugía, donde tras una intervención quirúrgica de tres horas de duración los médicos descubrieron la arteria reventada.
Los cirujanos lograron reparar la arteria dañada con un stent, pero no pudieron eliminar el coágulo en su cerebro, aunque creen que se disolverá con el tiempo.
Natalie Kunicki luego de la cirugía
Natalie Kunicki luego de la cirugía
"Cuando el médico me dijo que había tenido un derrame cerebral, me quedé en estado de shock. Más tarde me dijeron que ese estiramiento de mi cuello causó la ruptura de mi arteria vertebral. Hay una posibilidad en un millón de que ocurra", lamentó.
"No fumo, no bebo y no tengo antecedentes familiares de accidentes cerebrovasculares, así que es bastante extraño que me haya pasado cuando sólo me estaba moviendo en la cama", agregó.
Inmediatamente después de la cirugía Kunicki no podía mover ni el pulgar ni el índice. Tenía un poco de control sobre su muñeca, pero no podía levantar el brazo. Tampoco podía doblar la pierna izquierda, ni mover los dedos de los pies. "Esperaba despertarme de esta cirugía milagrosa y todo estaría arreglado, pero mi movilidad era peor y no podían despejar el coágulo", dijo la australiana.
Antes del accidente Nicole Kunicki era deportista y frecuentaba el gimnasio.
Antes del accidente Nicole Kunicki era deportista y frecuentaba el gimnasio.
Desde entonces ha recuperado algo de movimiento y sensación. Hacer ejercicios diarios le ha ayudado a recuperar suficiente movimiento en su pierna, brazo y mano. Aunque aún no le han dado un plazo exacto para su recuperación completa, espera volver a trabajar dentro de los próximos seis a doce meses.
"He recuperado el movimiento en mi lado izquierdo. Puedo caminar pero no más de cinco minutos. Soy muy torpe. No puedo abrochar botones, me resulta muy difícil. Puedo sentir calor y frío ahora, pero todavía me siento un poco anestesiada", contó.
"He tratado a muchas personas que tienen un ACV y siempre están en sus 70 u 80 años. Nunca he estado con una persona joven que haya tenido un derrame cerebral".
"Mi caso fue uno en un millón, pero la rotura de una arteria vertebral es en realidad una causa bastante común de accidentes cerebrovasculares en los jóvenes", añadió.