La hidatidosis es una enfermedad parasitaria producida por un gusano de tipo cestodo (en forma de cinta).
Se trata de un gusano que produce quistes llenos de larvas y líquido en las personas que se ven afectadas por él., y que pueden llegar a ser muy grandes y aparecen sobre todo en el hígado y los pulmones.
A menudo no producen ningún síntoma, pero otras veces las manifestaciones pueden llegar a ser graves, sobre todo si el quiste se rompe.
A la hidatidosis se le llama así desde la época de Hipócrates. ‘Hidátide’ deriva del griego ‘hydatis’ que a su vez procede de ‘hydor’ o ‘hydatos’ (agua).
Así que hidátide sería “vesícula llena de agua”. También se conoce como equinococosis por el nombre del gusano que produce esta enfermedad: Echinococcus(del griego ‘equinos’ que significa erizo y ‘coco’ al que se le da el significado de grano en este contexto).
Otro de sus sobrenombres es ‘tenia o gusano del perro’, porque los perros son el animal imprescindible para el ciclo vital del gusano, aunque el término no es muy apropiado porque ni es una tenia ni es el único gusano que afecta a los perros.
El parásito de la hidatidosis se puede encontrar en todos los continentes salvo la Antártida.
La incidencia puede variar entre 0.5-50 casos por cada 100.000 personas en un año.
Se estima que hay entre dos y tres millones de personas afectadas en todo el mundo, y que provoca unas 20.000 muertes al año. La hidatidosis es más frecuente en las zonas rurales. En las regiones endémicas, —como ciertas áreas de Argentina, Perú, África Oriental, Asia Central y China— el 5-10% de la población puede estar afectada.
La evolución de la hidatidosis puede ser muy variable. Más de la mitad de los pacientes nunca presentan síntomas y el diagnóstico es casual. Un 15% puede llegar a necesitar una operación quirúrgica a los 10-15 años del diagnóstico. Muchos quistes se acaban calcificando. Si el quiste se calcifica por completo, ya no suele ser viable ni producir nuevas larvas y sería suficiente con realizar controles ecográficos periódicos.
Cuando la hidatidosis requiere ser tratada, es importante realizar una valoración cuidadosa de las características de la enfermedad para decidir si es suficiente con implantar un tratamiento farmacológico, o si hay que combinar el antiparasitario con cirugía o punción e inyección con una sustancia que mata las larvas –como por ejemplo etanol al 95%–. La experiencia del equipo tratante es fundamental para decidir el tratamiento más adecuado para cada paciente.