Los cólicos del lactante son uno de los trastornos más frecuentes durante los primeros meses de vida del bebé y que más preocupación genera entre los padres.
Te contamos a continuación de qué se trata, porqué se producen y cómo actuar ante ellos.
Los cólicos del lactante suelen aparecer en la tercera semana de vida y se extienden por alrededor de tres meses.
Aparecen especialmente al inicio de la noche. Si bien no todos los bebés los padecen, son muy frecuentes. Su causa es desconocida, pero se caracterizan por un llanto repentino y excesivo, y sin motivo aparente. Al caer la tarde, el bebé comienza a llorar y encoge las piernas, dando muestras de dolor en el abdomen en ocasiones.
Se considera cólicos del lactante cuando el llanto se presenta en un bebé de menos de tres meses de vida, se da por las tardes y suele iniciarse hacia la segunda o tercera semana de vida alcanzando el pico más alto sobre la sexta semana, cuando puede llegar a llorar hasta tres horas seguidas, al menos tres días a la semana. Además, es un llanto que no cesa si se le alimenta, si se le coge en brazos o si se le tapa por frío.
Aunque el llanto en un bebé es normal, ya que es su única forma de comunicarse y de expresar que algo le molesta, es importante procurar calmarlos cuando lo hacen. Si el pequeño se calma en brazos, entonces habrá que recurrir a ello llegado el momento.
En este sentido, el porteo es una alternativa muy saludable, tanto para el bebé como para la madre, ya que cargarlo con las manos libres será muy oportuno para poder hacer otras tareas.
Habrá que descartar cualquier otro trastorno digestivo, como problema de reflujo o intolerancia a la leche. Una vez hecho esto, entonces habrá que concluir que los llantos repentinos se deben al cólico del lactante. En todo caso y para asegurarse que no haya ningún otro problema, habrá que consultarlo con el pediatra.
Como se dijo anteriormente, no hay una explicación concluyente sobre las causas de este trastorno. Algunos sugieren que se debe a que el bebé necesita desahogar las tensiones propias de lo que le significa descubrir el mundo, mientras que otros apuntan al proceso de maduración intestinal.
Sea como sea, los síntomas suelen incluir gases, dolor abdominal y tensión en el vientre.
Lo cierto es que cuando aparecen, los padres suelen inquietarse y, muchas veces, no saben bien cómo actuar.
Habrá que tratar de consolarlo siempre y considerar, llegado el caso, las diferentes fórmulas que pueden mejorar el estado general del niño que padece cólicos y aliviar la angustia de los padres.