8 señales de que tienes una personalidad intimidatoria

 

¿Alguna vez te han llamado arrogante, dominante o grosero? ¿Tienes fuertes opiniones la mayor parte del tiempo y estás dispuesto a defenderlas? ¿Siempre pareces ofender a la gente por tus conversaciones?

A veces las personas con personalidades poderosas pueden parecer intimidantes para los demás, especialmente para las personas más silenciosas y más inseguras. Algunas personas simplemente no pueden comprender cómo mantener una personalidad segura y aún así ser sociables.

8 signos de que tienes una fuerte personalidad

Algunas personas tienen personalidades fuertes desde el nacimiento, mientras que otras tienen que aprender a confiar y otras nunca aprenden. No es necesariamente un escenario correcto o incorrecto, siempre y cuando seas capaz de ser consciente de los demás y comunicarte correctamente. Sin buenas habilidades de comunicación, puede resultar intimidante para quienes te rodean. Aquí hay ocho signos que significan que podrías intimidar a los demás:

Conoces tu propia mente y no te dejas influir fácilmente

Quizás eres obstinado y convincente, pero no eres arrogante. Te gusta discutir asuntos importantes con otras personas competentes en el tema. Si bien disfrutas convencer a las personas para que adopten tu forma de pensar, de ninguna manera te ofenden o decepcionan si las personas mantienen sus propias creencias.

No intentas agradar a todos o busca su atención y aprobación

No pierdas tu tiempo tratando de impresionar a la multitud, ya que estás demasiado preocupado trabajando hacia tus propios objetivos. Te aceptas tal como eres y no te molestas en ocultar tu personalidad natural.

Tu respetas a los demás sin perjudicarte a ti mismo. No necesitas elogios ni aprobación porque estás firmemente arraigado y, en consecuencia, emites determinación y confianza en tí mismo.

Admites tus errores

Nunca te considerarías una persona perfecta. Debido a esto, eres muy consciente de tus fortalezas y debilidades, y no es obstinado o inmaduro cuando se trata de errores que has cometido. Estás dispuesto a disculparte y aceptar la responsabilidad por tus errores.

Obviamente, sopesas tus opciones y consideras las consecuencias de tus acciones, pero no quedas atrapado por la ansiedad, la parálisis o el análisis. Tanto la mente como el instinto son confiables para encontrar la decisión correcta y racional, y es mejor ser audaz y actuar que esperar a que ocurra la vida o que alguien más tome la decisión por ti.

No aceptas excusas

Eres un gran trabajador con altos estándares, por lo que cuando alguien viene a ti con una excusa, simplemente no lo aceptas. No pierdes el tiempo quejándote, sino más bien te concentras en las mejores formas de resolver el problema.

Te esfuerzas por ser mejor y tienes muy poca gracia para ofrecer a las personas que tienen excusas constantes por su falta de productividad o mal comportamiento. Una solución siempre está al alcance del trabajo duro y las excusas son simplemente una pérdida de tiempo para ti.

No te importan las conversaciones ocasionales

Una conversación sobre el clima es enloquecedora para ti. Preferirías profundizar en una conversación real y significativa sobre problemas, soluciones, lo desconocido, los sentimientos o el universo. Te gustan las conversaciones reales. Te gusta desafiar tu inteligencia. Te gusta aprender de hablar con los demás y no perder el aliento ni sentir que pierdes el tiempo en una conversación “vacía”.

Creas tus propias oportunidades

Algunas personas se sientan y esperan por sus aumentos y promociones, por la oportunidad de viajar por el mundo y por oportunidades para conseguir ascensos. En cambio tú, estableces metas, las persigues y las encuentras. Comprendes que aprender, crecer y progresar requiere trabajo constante, riesgo y determinación, cosas por las que estás dispuesto a luchar.

Las personas son personalidad fuerte abrazan el cambio y rechazan la complacencia. Si bien es posible que tengas tus propias inseguridades, te niegas a permitir que te dominen.

Te apegas a tu moral

Sabes lo que crees que es correcto, lo que defiendes y lo que apoyas. Te apasionan tus creencias y tu moral, y la presión de tus compañeros no te convencerá de quebrantarla. No tienes miedo de apegarte a tu moral, incluso cuando otros piensan que no deberías hacerlo.

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