(CNN Español) - El papa Francisco aceptó la renuncia del obispo chileno Juan Barros después de que pusiera a disposición su cargo al pontífice el 18 de mayo junto con otros 33 obispos tras la investigación para aclarar un presunto escándalo: hasta qué punto altos cargos de la jerarquía chilena habían encubierto supuestos abusos sexuales provocados por un sacerdote.
El Vaticano informó que el papa también aceptó la renuncia de otros dos obispos por haber llegado al límite de edad: monseñor Cristián Caro Cordero y monseñor Gonzalo Duarte García de Cortázar.
El 18 de mayo monseñor Fernando Ramos de Chile leyó un comunicado en el que se informaba que todos los obispos de Chile presentaban su renuncia la papa Francisco tras días de reunión con el pontífice para tratar los casos de abusos sexuales.
Ese anuncio llegó tras el final de la reunión de los obispos con el papa para hablar de un informe que el pontífice encargó en febrero para aclarar el presunto escándalo.
En el 2010 hubo una doble investigación contra el sacerdote Fernando Karadima, por presuntos abusos sexuales entre los años 80 y 90.
Una de las investigaciones, la Vaticana, lo declaró culpable y la chilena, en cambio, no pudo juzgarlo por prescripción de los supuestos delitos. Fernando Karadima siempre defendió su inocencia.
Las víctimas denunciaron la complicidad de algunos obispos chilenos a quienes acusaron de defender a Karadima. Su versión no fue creída inicialmente por el papa Francisco, quien en su viaje a Chile en enero defendió públicamente a uno de los obispos acusados de encubrir, Juan Barros.
Barros siempre ha negado saber nada de estos abusos, abusos que él mismo calificó de graves.
Sin embargo el papa decidió abrir una investigación y tras conocer su resultado escribió una carta a la Conferencia Episcopal de Chile: dijo que el informe le hizo sentir “dolor y vergüenza”, reconoció haberse equivocado y convocó a los obispos a Roma. En la primera reunión les entregó un texto que marcaría el tono de los encuentros.
Los obispos han reconocido que abusaron de su autoridad en Chile y dijeron que si es necesario pedirán perdón por sus faltas setenta veces siete.Lo que piden las víctimas son dimisiones pero esa decisión ahora está en manos del papa.