Merlín Gessen: La cocina erótica la puedes practicar con cualquier ingrediente en casa

Al estilo de “Nueve semanas y media” o de “Como agua como chocolate”, jugar con las temperaturas de las comidas, sus formas y sabores “estimulan el órgano sexual más importante de la mujer o del hombre que es el cerebro”, asegura Merlin Gessen, gastrónomo, miembro del Instituto Culinario de Caracas.

Para el especialista, la cocina afrodisiaca y la erótica tienen sus diferencias. “Siempre se ha hablado de cocina afrodisíaca a lo largo de la historia de la humanidad. Hay muchos platos que generan, psicológicamente, un estímulo en la química o el amor que se esté dando entre las dos personas que están disfrutando de la comida”.

La misma opinión la comparte Anabella Barrios, psicóloga y cocinera, directora de Pscicocina. “Nuestro cuerpo es como un laboratorio químico y así como los medicamentos nos quitan un dolor, los alimentos inciden químicamente para desencadenar en nosotros ciertas emociones”.

Según Gessen esta creencia surte un efecto placebo. “Definitivamente, la comida entra por los ojos. Cuando un hombre ve un mejillón y se abre la concha marina, lo que se imagina son los labios de la vagina de una mujer. Hay científicos que dicen que es por el alto contenido de zinc que se produce el aumento de virilidad, por lo tanto se considera afrodisiaco.

Pero no pasa lo mismo cuando una persona toma el zinc como suplemento vitamínico”.

Barrios argumenta que existen otros alimentos que se asocian para garantizar que el momento sea placentero como un ambiente romántico y la presentación del plato.

“Si está en un ambiente espectacular, con un par de copas espumante, hay la posibilidad de que esa velada termine en una noche ardiente por el estímulo que el alimento generó en su cerebro”, agregó Gessen.

A diferencia de la afrodisíaca, que se asocia a ciertos alimentos específicos como los del mar, “la cocina erótica es la que puedes practicar con cualquier ingrediente en casa. En el marco del juego, darle la comida en la boca o chuparse los dedos, no es una fase afrodisíaca, pero la acción lo hace erótico”, detalló Gessen.

Ambas apreciaciones de los gastrónomos encuentran validación en la creencia Carlos Eduardo Perea, ingeniero, de 28 años, sobre la existencia de la comida afrodisíaca. “Creo en la postura que sostiene que ese efecto no solo lo encuentras en el tipo de comida, sino estar con la pareja y en el lugar apropiado. No es igual ir a comer mariscos a un restaurante concurrido a comerlos a la orilla de la playa”.

De acuerdo con Gessen, el sexo es una industria muy amplia y vende a todo nivel, desde un ninfómano hasta el que simplemente quiere disfrutar.

“Hay componentes que tienen que estar presentes en esa comida para que pueda tener éxito. Una comida afrodisíaca debe estimular el organismo y hacerte sentir los efectos que tienen en el acto sexual, desencadenar mucho placer en los sentidos del gusto, tacto y olfato. Un cocinero que está buscando generar esas sensaciones, usualmente usa picante, mezclados con la acidez y, por supuesto, los alimentos dulces pueden jugar un rol importante. Sin mencionar lo que son las sensaciones térmicas y la vistosidad en el plato”.

“Las sensaciones dulces están muy ligadas al chocolate y a las fresas y hay una connotación sexual porque a través de la televisión y otros medios lo han presentado como erótico”, manifestó.

En el caso del chocolate, asegura que por contener feniletilamina, que es conocida como la hormona de la felicidad y del amor por el efecto placentero y tranquilizante que surte en el cuerpo, es muy utilizado en este tipo de gastronomía.

Independientemente de los elementos que segregan las hormonas placenteras en el organismo, el especialista opina que no hay mejor afrodisíaco que el deseo de amar a alguien.

Te podría interesar

Deja tu comentario