Marieke Vervoort ya lo había advertido en la previa de los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016: "Espero acabar mi carrera con un podio. Comienzo a pensar en la eutanasia". Dos meses después del final de aquellos juegos parecía recobrar fuerzas y dejar a un lado la idea de morir: "Cuando sea el momento, será".
Finalmente, la atleta de 38 años reconoció que está lista para despedirse de este mundo, después de padecer dolores continuos a causa de la tetraplejía progresiva que arrastra desde su adolescencia.
"No quiero sufrir más. Es muy difícil para mí ahora. Me deprimo más y más. Nunca tuve estos sentimientos antes. Lloro mucho", aseguró a Telegraph desde la cama ubicada en el quinto piso del Hospital Universitario de Bruselas.
La oriunda de Diest, quien obtuvo una medalla de plata en su última participación en los Juegos Olímpicos, ahora está paralizada desde sus pechos hacia abajo, perdió parte de la visión, sufre espasmos por el dolor, no logra concebir el sueño por más de 4 horas seguidas y apenas puede comer.
Un neurólogo se quedó conmigo toda la noche mientras tuve un espasmo tras otro."Él dijo que no era un ataque epiléptico, sino solo el cuerpo que gritaba: 'Tengo tanto dolor. Ya he terminado'", confesaba la deportista belga.
"Un oculista me vio y calificó mi vista en, dos sobre diez, de un ojo y el otro solo uno sobre diez. Dijo que no había nada que él pudiera hacer, porque el problema venía de mi cerebro".
Veervoort, comenzó con la idea de la eutanasia hace ocho años. En 2012 se legalizó en Bélgica y está disponible para todos los que demuestren tener una condición incurable. Además del paciente, dos médicos deberán firmar los documentos, avalando la situación.
"No quería aceptar que mi vida terminaría en una silla de ruedas. Pero en 2000 no pude hacerlo más, aunque todavía podía usar mi estómago y mis músculos de la espalda. Ahora estoy paralizada hasta a mis senos. La función de mis dedos también está bajando", detalló la campeona, que supo conseguir medallas de plata y oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
"El analgésico ya no me hace nada", afirmó la ex velocista, la cual tiene una enfermedad degenerativa incurable que devora sus piernas. Marieke padece este problema desde su adolescencia, en donde comenzó a desarrollar infecciones en el tendón de Aquiles, algo que la obligaba a caminar en puntas de pie.
Posteriormente comenzó a usar muletas, para finalmente terminar en una silla de ruedas. Los médicos estimaron que su extraña degeneración pudo desencadenarse por un problema en la quinta y sexta vértebra, aunque todavía es un misterio. "Me han puesto tantas inyecciones que todo está roto y duro. A veces el líquido entra y vuelve directamente", concluyó.