La psoriasis es una enfermedad inflamatoria de la piel que en algunos casos puede afectar a las articulaciones (artritis psoriásica), de aparición frecuente y su evolución es casi siempre crónica.
Las lesiones características de la psoriasis son placas bien delimitadas de fondo rojo con una descamación plateada que puede producir picor.
La psoriasis ungueal, en codos, manos o cuero cabelludo son algunos de los tipos más comunes.
Tratamientos, causas, síntomas, evolución...
La afectación de la psoriasis en codos y rodillas es muy frecuente, y en otros casos se puede extender por todo el cuerpo, como por el cuero cabelludo, la zona sacra, la cara, las manos y las plantas de los pies o incluso pueden afectar a las mucosas, las articulaciones y las uñas.
La psoriasis no es contagiosa y se considera una enfermedad autoinmune. Se cree que las lesiones cutáneas se originan por un fallo del sistema inmune que ataca las células de la parte superior de la piel (queratinocitos).
Al ser atacados, los queratinocitos se dividen de forma intensa lo que provoca un engrosamiento de la piel que termina por descamarse.
El diagnóstico de la psoriasis es generalmente sencillo, dado que es fácilmente reconocible por los signos típicos.
Otra ayuda es la presencia de más casos en la misma familia. Una forma especial de psoriasis es la que produce afectación articular o artritis psoriásica.
Esta se diagnostica mediante análisis de sangre o una radiografía, lo que también permite diferenciarla de otras enfermedades articulares.
La mente también juega un papel importante en la psoriasis. Muchos pacientes han observado que han mejorado los síntomas con técnicas de relajación y de mejora de la autoestima.
¿Qué es la psoriasis?
La psoriasis es una enfermedad inflamatoria de la piel y ocasionalmente de las articulaciones de carácter crónico, que afecta aproximadamente al 2% de la población, entre los 15 y los 35 años mayoritariamente.
Se trata de un problema de la salud que no es contagioso y se caracteriza por lesiones cutáneas enrojecidas con escamas blanquecinas y de descamación intensa.
Las lesiones características de la psoriasis son zonas bien delimitadas de la piel con fondo rojo y superficie descamativa.
La descamación suele ser plateada y puede llegar a picar. El prurito en esta patología es elevado y puede alterar la calidad de vida y el ánimo. La evolución de la psoriasis depende de cada individuo. Normalmente, se presenta en forma de brotes.
Los pacientes con psoriasis sufren cambios en la piel (placas) en la zona de los codos y las rodillas. En algunas ocasiones las lesiones se extienden por todo el cuerpo, incluso por el cuero cabelludo.
La psoriasis también afecta a las uñas, las articulaciones y las mucosas. Si las uñas están afectadas se pueden presentar desde leves incisiones (pitting) y decoloración, hasta la completa destrucción de la uña. Puede provocar dolor y limitación para realizar actividades de la vida diaria.
En la mayor parte de los casos el diagnóstico de la psoriasis es por visualización de las características lesiones de la piel. El diagnóstico se puede confirmar con una biopsia.
Si la psoriasis afecta a las articulaciones (artritis psoriásica) puede ser difícil de distinguir de otras enfermedades articulares como pueden ser la artritis reumatoide o la espondilitis anquilosante.
En este caso puede ser necesario llevar a cabo otras pruebas como, por ejemplo, un análisis de sangre, una tomografía axial computerizada (TAC) o una resonancia magnética (RM).
Hay tres formas principales de psoriasis en base a los síntomas: la psoriasis vulgar, la psoriasis pustulosa (cuando aparecen lesiones con pus en la piel) y la artritis psoriásica (psoriasis con afectación articular). El 80% de los pacientes sufren psoriasis vulgar.
Se cree que las características lesiones de la piel se deben a un ataque mal dirigido del sistema inmunitario (reacción autoinmune) a las células epidérmicas. Estas reaccionan multiplicándose muy rápidamente. Como consecuencia la piel se engrosa y se descama.
La causa principal de la psoriasis es la predisposición genética, pero sólo aparece si coinciden diferentes factores precipitantes.
Si tanto el padre como la madre tienen psoriasis, el hijo la padecerá con una probabilidad de más del 40%. Sin embargo, si sólo uno de los dos padres está afectado, la probabilidad se reduce al 8% aproximadamente.
El estrés emocional y la tensión psíquica, añadidas a la predisposición del paciente, pueden favorecer el desarrollo de una psoriasis, así como fumar, el sobrepeso, el consumo de alcohol, infecciones y determinados medicamentos (por ejemplo, betabloqueantes o inhibidores ECA).
Las lesiones mecánicas de la piel también aumentan el riesgo de desencadenar la enfermedad cuando hay predisposición genética (fenómeno de Koebner). En este caso, la psoriasis aparece en zonas, antes sanas, que han sido sometidas a una irritación mecánica.
Los síntomas de la psoriasis suelen mejorar en verano. Esto se debe al aumento de la radiación solar que tiene un efecto antiinflamatorio y suprime la excesiva respuesta inmune del propio cuerpo.
El objetivo del tratamiento para la psoriasis consiste en evitar que la piel siga engrosando e inflamándose. La enfermedad no se puede curar por el momento. El tratamiento se basa, junto con los exhaustivos cuidados de la piel, en tres pilares: tratamiento externo, tratamiento interno y fototerapia.
En el tratamiento externo (local) los pacientes se aplican los ingredientes activos en la piel, en forma de cremas, pomadas o lociones.
En los casos más graves, el tratamiento consistirá en medicamentos en forma de pastillas (tratamiento interno). Las sustancias activas se encargan, por ejemplo, del normal crecimiento de las células de la piel y de la mucosa o de deprimir el sistema inmunitario.
Para eliminar los brotes de psoriasis, la fototerapia puede ser muy útil. Si la zona a tratar es pequeña, la terapia con láser también es apropiada.
En la psoriasis la piel sufre, en mayor o menor medida, de una falta de hidratación. Por lo tanto precisa de cuidados constantes incluso en largos periodos sin síntomas.
Si la piel es grasa se deben usar cremas o lociones con un bajo contenido en grasa y mayor proporción de agua. Las pomadas que contienen más grasa y menos agua se deben aplicar en la piel seca y deshidratada.
Para la higiene se recomiendan productos neutros con sustancias hidratantes. Los productos como la urea, la glicerina, el ácido hialurónico, la vitamina E o el colágeno son los más recomendados.
Se deben evitar los largos baños o el agua muy caliente. Tras el baño o la ducha no hay que frotarse con la toalla sino procurar secarse con suaves golpecitos de la toalla.
Los pacientes de psoriasis pueden prevenir o retrasar los brotes adoptando hábitos de vida saludables. Cada persona debe ver que es lo que le viene bien o mal para la evolución de su propia enfermedad.
El tabaco, el alcohol, el sobrepeso o la hipercolesterolemia tienen un efecto negativo sobre la psoriasis, por el contrario, una alimentación pobre en carnes o incluso vegetariana influye positivamente.
Se cree que los ácidos grasos omega 3 ayudan a mitigar los síntomas. Estos ácidos grasos insaturados de cadena larga se encuentran fundamentalmente en los pescados azules. Así, se deben consumir, si es posible, más de tres raciones de pescado azul a la semana.
La fruta y la verdura abastecen al cuerpo de vitaminas. Las vitaminas C y E, por ejemplo, tienen un efecto antiinflamatorio y pueden ser beneficiosas.
La mente también juega un papel importante en la psoriasis. Muchos pacientes han observado que han mejorado los síntomas con técnicas de relajación y de mejora de la autoestima. ¿Quieres saber más sobre la psoriasis?
Además del tratamiento dermatológico, el paciente con psoriasis debe cuidar especialmente la higiene de la piel e hidratarla y nutrirla frecuentemente, por ejemplo, con aceites vegetales esenciales.
Incidencia
La psoriasis es una de las enfermedades dermatológicas más frecuentes a nivel mundial. Afecta a 1.100.000 españoles, según el estudio de 2014 “Prevalencia de la psoriasis en España en la era de los agentes biológicos', es decir, un 2, 3% de la población.
La mayor parte de los afectados (alrededor de un 70%) sufre psoriasis precoz vulgar antes de los 40 años. Lo más común es que afecte a jóvenes de entre 15 y 35 años.
La forma menos frecuente, tardía, aparece entre los 35 y 60 años.