La mortalidad por cáncer de cuello de útero es muy baja en los países ricos y una de las principales causas de defunción en mujeres de los países en vías de desarrollo. Esto no se debe a una peor suerte, o que a la enfermedad sea más insidiosa en entornos más desfavorecidos sino, simplemente, a la detección precoz.
El cribado con citología ayuda a detectar las lesiones precancerígenas o el tumor en sus estadios iniciales y así, evita las muertes por este tipo de cáncer. Pero en los países pobres, las revisiones anuales son un lujo que muy pocos se pueden permitir.
Expertos de la John Hopkins University propusieron hace más de una década una alternativa barata y efectiva que, en 2006, fue demostrada en un ensayo masivo que se llevó a cabo en Tailandia. Ahora, un estudio presentado en la reunión anual de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica (ASCO) ha demostrado que el método no solo es eficaz, sino que reduce la mortalidad por cáncer de cuello de útero.
De tan sencillo, el procedimiento podría ofender a Georgious Papanicolau, el precursor de la citología. Porque lo que los investigadores estadounidenses demostraron, cuya utilidad se acaba de reconfirmar, es que bastaba con aplicar ácido acético, o vinagre, al cuello del útero de la mujer para detectar si había células que estaban creciendo más de la cuenta, es decir, pre o cancerígenas.
El líquido se aplica con un bastoncillo de algodón y en un minuto ofrece resultados. Aquellas zonas que se tiñen de blanco son susceptibles de estar sufriendo un proceso cancerígeno. Si el color se mantiene en su estado original, no hay nada que temer. Además, el médico juega un papel secundario, tanto que no es necesaria su presencia. Basta con que la persona que haga la exploración visual haya completado la educación secundaria y haya seguido una formación de cuatro semanas para saber aplicar la prueba e interpretar los resultados.
El estudio presentado ayer en la sesión plenaria de ASCO, la que recoge los trabajos con más relevancia clínica, es concluyente en sus resultados. El cribado con esta técnica, denominada VIA, reduce en un 31% las muertes por cáncer de cuello de útero.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores liderados por Surenda Srinivas, del Tata Memorial Hospital de Mumbai, estudiaron a más de 150.000 mujeres del estado de Maharashtra a las que dividieron en dos grupos: la mitad iba, cada dos años, a esta peculiar y ‘amarga’ revisión ginecológica. El resto hacía lo que la mayoría de la población del país en la actualidad, es decir, nada. Eso sí, al grupo control, se les hablaba de los síntomas del cáncer de cuello de útero y se les animaba a acudir al médico, gratis, si se notaban algún signo de la enfermedad.
La incidencia de cáncer de cuello de útero fue similar en ambos grupos, lo que demuestra además que este cribado no implica un sobrediagnóstico, un problema asociado a muchos chequeos sistemáticos.
Otras ventajas que desgranó en rueda de prensa Srinivas es que las chicas que llevaban a cabo los ensayos eran “de la comunidad” y que, además, la rapidez de los resultados no hacía que hubiera problema en una posterior localización de las pacientes, lo que sí ocurriría en el hipotético caso de que se llevaran a cabo programas de cribado con citología, que implica que las muestras hayan de llevarse a un laboratorio y esperar al menos una semana hasta saber los resultados.
En el estudio presentado en Chicago, las mujeres a las que se detectaban lesiones podían acudir gratis al médico, algo que, según Srinivas, también se podrá hacer si el programa de cribado con VIA se establece en India. “Tenemos 34 centros de cáncer que tratan gratis a las pacientes; no son muchos, pero es suficiente”, señaló el oncólogo indio.
Preguntado sobre si la prueba del vinagre podría sustituir a la citología en países ricos, el experto insistió en que el estudio comparaba el test con las no revisiones y no con la prueba recomendada en los países que sí podrían permitírsela.
Sin embargo, la experta del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center Carol Aghahanian, portavoz de ASCO en cáncer ginecológico, reconoció que VIA podría ser una alternativa para “determinados grupos de población de países ricos que no puedan acceder a las revisiones sistemáticas ginecológicas“. “En EEUU tenemos gente que pertenece a dichos grupos”, concluyó.