El reloj biológico marca el tiempo en que el cuerpo humano puede cicatrizar sus heridas

  • por EFE jueves 9 noviembre 2017

WASHINGTON.- Un grupo de científicos ha establecido una relación directa entre el conocido como reloj biológico y la velocidad con la que el cuerpo humano es capaz de cicatrizar sus heridas, según un artículo divulgado hoy por la revista Science Transational.

De acuerdo con el estudio, llevado a cabo por investigadores del Consejo de Investigación Médica (MRC) del Laboratorio de Biología Molecular de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), las células tienen una mayor capacidad de regeneración cuando las heridas se producen durante el día.

Para ser precisos, apunta el artículo, los cortes y quemaduras producidos durante el día cicatrizan hasta un 60 % más rápidos que aquellos sufridos entre las 8 de la noche y las 8 de la mañana.

“Esto podría deberse a que nuestros cuerpos han evolucionado para curarse más rápidamente durante el día, cuando es más probable producirse una herida”, consideró uno de los autores del estudio, el doctor del MRC John O’Neill.

Esta capacidad respondería al hecho de que el reloj biológico, nombre con el que popularmente se conoce al ritmo circadiano, determina la actividad de prácticamente todas las células del cuerpo humano y la organiza en ciclos de 24 horas.

Durante estos ciclos diarios, el cuerpo humano procesa acciones vitales tales como el sueño, la secreción de hormonas o el funcionamiento del metabolismo.

Después de analizar los informes médicos de 118 pacientes con quemaduras, procedentes de las principales unidades de quemados de Inglaterra y Gales, y de trabajar de forma específica con células epidérmicas, los investigadores llegaron a la conclusión de que la piel se cura con el doble de eficiencia durante el día.

Según la investigación, mientras que el 95 % de los pacientes que habían sufrido quemaduras durante el día se recuperaban en un plazo de 17 días, aquellos que las sufrieron durante la noche demoraban hasta 28 días.

“La reparación eficiente de nuestra piel es crítica para prevenir infecciones puesto que, cuando la curación va mal, las heridas se pueden volver crónicas o se puede producir un exceso de cicatrización”, apuntó el doctor Ned Hoyle, miembro también del NRC y autor principal del artículo.

Los investigadores apreciaron que diversas proteínas involucradas en el proceso de cicatrización, como la actina, actuaban con mayor celeridad durante las horas de luz.

Asimismo, pudieron observar que en las heridas producidas durante el día, el organismo depositaba más colágeno, que es la principal proteína estructural de la piel, en el punto afectado, donde permanecía por un período de hasta dos semanas.

“Teniendo en cuenta estos resultados, no sólo se podrán identificar nuevos objetivos para la investigación farmacéutica, sino que se podrá mejorar la efectividad de terapias ya existentes”, señaló John Blaikley, uno de los autores del estudio y científico de la Universidad de Manchester (Reino Unido), que colaboró con el proyecto.

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