Yoga y pilates para el síndrome de las piernas inquietas

La sensación molesta en las extremidades, principalmente en las piernas, durante el reposo, se conoce como el síndrome de las piernas inquietas (SPI).

Es un trastorno de origen neurológico que según la Sociedad Española de Neurología (SEN) afecta aproximadamente a un 5 por ciento de la población, siendo las personas mayores de 50 años las más propensas a sufrirlo.

Las personas que padecen SPI buscan formas de aliviar sus síntomas y, para ello, el yoga y el pilates son dos deportes adecuados para controlar este problema.

Carolina Fernández Elizo, coordinadora de la Sección de Estudio de Neurofisioterapia de la Sociedad Española de Neurología (SEN), explica que la combinación específica de algunos ejercicios durante un tiempo prolongado, realizados desde la relajación y en pleno estado de concentración, producen la estimulación parasimpática del sistema nervioso autónomo.

En cuanto a cómo podrían ayudar estas prácticas con el SPI, Fernández declara: “El impulso neuronal recibido al practicar yoga o pilates estimula también la acetilcolina (hormona neurotransmisora), que produce un incremento en el tono muscular y estimula a su vez la liberación de noradrenalina y dopamina (el trastorno en el funcionamiento regulador de la dopamina es una de las posibles causas del síndrome)”.

Beneficios del yoga para el síndrome de las piernas inquietas
Con un profesor con la formación adecuada, la persona que sufra de este síndrome podría obtener grandes mejorías gracias a la concentración en la respiración que exige el yoga, que adecua al cuerpo a ese estado de reposo, donde las piernas inquietas tienden a aparecer con más fuerza, apunta Ángel María Robles, presidente de la Asociación de Profesores de Yoga (APYM).

Otro de los puntos a favor del yoga, es que lo puede realizar cualquier persona, ya que es un ejercicio adaptable a cada persona. “Las posturas de yoga se realizan desde la relajación plena, el estiramiento debe llevarse a cabo desde la no tensión y siempre acompañado de la respiración, pues ésta es la que hace posible ir ablandando el cuerpo y eliminando la rigidez sin tensar la musculatura”, aclara el presidente de APYM.

Este síndrome genera situaciones muy frustrantes que pueden derivar en estrés, cansancio, insomnio, agotamiento, no aceptación, depresión, mal humor o ansiedad. El yoga también es una herramienta excelente que combate bien las dolencias psicosomáticas. 

“El pranayama (conjunto de técnicas de respiración del yoga), la relajación, y la meditación son los instrumentos más útiles de los que se sirve el yoga para alcanzar este aprendizaje. Estas técnicas estimulan el sistema nervioso vegetativo parasimpático, lo que lleva a reducir los niveles de ansiedad, de estrés, a dormir mejor y a encontrarnos de mejor humor” afirma Robles.

En cuanto a los ejercicios para paliar este problema, Robles propone trabajar en tres partes y hacerlo al menos dos veces a la semana para que el yoga tenga verdadera incidencia sobre la vida:

1ª La relajación: acostumbrar al cuerpo al estado de relajación, gracias a estiramientos y algunas asanas, posturas de yoga simples.

2º Mejorar la circulación: posiciones con piernas en alto para mejorar la circulación de la zona, dentro de este tipo de asanas se pueden realizar:

El clavo: que es una postura de difícil realización dentro del yoga, es parecido a hacer el pino, pero apoyándose en los brazos, es recomendable ayudarse del profesor o de una pared.
La vela: tumbado boca arriba con los brazos estirados, comienza a levantar las piernas ayudándote con los brazos hasta que tu espalda quede en posición vertical sostenida por tus brazos, para ello, dobla los codos y usa los brazos como soporte.
3º Prácticas de respiración: para contribuir a la relajación del organismo y con ellos de las extremidades. En este punto se puede optar por:

La pinza (la pinza, puede ser de pie o sentado, en ella la parte superior del cuerpo se inclina hacia delante, permitiendo alargar y estirar la columna y las piernas, tocando con las palmas el suelo o las plantas de los pies).
Beneficios del pilates para el síndrome de las piernas inquietas
Por otro lado, el pilates, pese a ser similar al yoga, está más centrado en la corrección de la postura y también es aconsejable para el SPI. “El objetivo principal del pilates es la estabilización de la cintura pélvica y la escapula a través de 34 ejercicios”, comenta Raul González Sánchez, profesor de pilates del Ayuntamiento de Campo Real (Madrid). Para este problema, González propone comenzar trabajando el powerhouse (el tronco, la parte abdominal), mediante ejercicios isométricos, prácticas en tendido supino y extensiones de pierna para acabar llegando a actividades con lo que se conoce como implementos (material de apoyo).

Entre las actividades con implementos, González sugiere “mantener un feedball (balón de goma) apretado entre las piernas durante cinco segundos, puede ser una buena práctica, ya que esta información neurológica obtenida al realizar el ejercicio, el cuerpo la recuerda a nivel neural, ayudando con el síndrome en el momento que más ataca, que es al estar en reposo”. El profesor aconseja empezar yendo a las clases en grupo, porque “se hace mucho más fácil”. Además, González hace especial hincapié en que en cada clase hay que trabajar todas las posiciones del cuerpo, no todos los ejercicios, para llegar a coger consciencia del control postural que tenemos sobre el cuerpo.

Recomendaciones médicas para el síndrome de las piernas inquietas
Alex Ferré Maso, experto en medicina del sueño recuerda las siguientes pautas para mitigar el síndrome de las piernas inquietas:

Evitar sustancias estimulantes que empeoren este problema sobre todo al atardecer o anochecer como la cafeína, el tabaco, el alcohol, el té o las colas.
El calor aumenta la intensidad del SPI por lo que es recomendable evitar colocar las piernas delante de radiadores, chimeneas y procurar dormir en habitaciones frescas o darse duchas con agua fría durante la noche. 
Prescindir del ejercicio físico intenso una o dos horas antes de acostarse, realizando sus deportes en la mañana o a primera hora de la tarde. 
Procurar hacer tareas que exijan mucha concentración mental por la tarde/noche como el yoga o el pilates.

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