El examen de antígeno prostático específico (APE) es muy inexacto para determinar si un paciente puede tener o no cáncer de próstata. Pero también ha funcionado como la mejor opción posible durante mucho tiempo.
Sin embargo, sus resultados dudosos —más de 4 pero menos que 10— llevan a biopsias dolorosas y en el 40% de los casos innecesarias, según explicó el urólogo Stacy Loeb a Los Angeles Times.
Por eso el especialista del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York prefiere otras opciones que también involucran a la proteína producida en la próstata que suele dispararse cuando alguien sufre el cáncer de mayor incidencia entre los hombres.
"No hemos contado con los exámenes perfectos para orientar nuestras decisiones", dijo Loeb al periodista Chris Woolston. "Pero estamos en una situación mucho mejor que hace cinco o 10 años".
Aludió así a la nueva generación de análisis que encabeza el Índice de Salud Prostática (PHI), que considera no sólo el nivel total de APE sino también dos marcadores específicos y permite despejar las dudas iniciales cuando un resultado cae en la zona gris de 4 a 10. "Es más sensible que la prueba de APE sola", dijo David Penson, cirujano de urología en el centro Vanderbilt-Ingram de Nashville.
Además, el test aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) en 2012 utiliza una escala diferente que el APE habitual: para los resultados por debajo de 27 se presume una probabilidad de cáncer de próstata del 10%, que sube al 50% cuando el resultado es de más de 55.
Según un estudio de la Revista de Urología de 2015, que revisó los casos de casi 1.000 hombres a los que se les realizó una biopsia para determinar si tenían cáncer de próstata, el 40% de esos estudios invasivos se podría haber evitado: ese fue el porcentaje de esos hombres con un PHI debajo de 24.
Otro examen más afinado es 4Kscore, que combina distinta información sobre el paciente con los resultados de laboratorio y apunta a las formas más agresivas del cáncer de próstata. La FDA todavía no lo aprobó, pero los médicos tienen ya acceso a él.
En los estudios este test predijo cuáles hombres con APE ligeramente elevado tendían más a desarrollar cáncer metastático. Puede ayudar a identificar los casos en que la enfermedad más probablemente se presentará y se extenderá, de manera tal que se pueda hacer un tratamiento agresivo selectivo.
Aquellos resultados que muestren casos menos extremos podrían recurrir a otras terapias, ya que en general el actual enfoque médico prefiere el control regular antes que la cirugía. El urólogo podría determinar así, con el tiempo, cuando es el momento de actuar contra la enfermedad, en lugar de hacerlo sin discriminar.