5 cosas que debes saber sobre la ansiedad

Puede que consideremos la ansiedad como una enfermedad porque, a veces, incapacita a la persona que la sufre. En ocasiones, tiene reacciones que asustan y que las personas que están a su alrededor no comprenden.

La mayoría de las personas han experimentado alguna vez en sus vidas taquicardias, estado de alerta, sensación de amenaza o peligro, dificultades para respirar, sensación de ahogo en la garganta…

Lo que se conoce como ansiedad.

Sin embargo, esta reacción tan espontánea que nos aborda a veces tiene grandes mitos a su alrededor que impiden que sepamos realmente en qué consiste la ansiedad.

La mayoría solo conocemos los síntomas, pero ¿hay algo más detrás?

1. La ansiedad no se puede considerar una enfermedad

Puede que consideremos la ansiedad como una enfermedad porque, a veces, incapacita a la persona que la sufre. En ocasiones, tiene reacciones que asustan y que las personas que están a su alrededor no comprenden.

No obstante, esto no hace que sea una enfermedad.

Aunque se experimente de manera frecuente e incontrolable, no hay nada que esté funcionando de manera incorrecta en nuestro cuerpo o en nuestra mente.
Tan solo debemos aprender diversas estrategias que nos ayuden a hacerle frente y no permitir que dirija nuestras vidas.

2. ¿Me puedo morir?

Cuando las sensaciones de la ansiedad se te echan encima, puedes pensar que te vas a morir. De repente, tu garganta parece cerrarse y no puedes respirar bien.

Sin embargo, pensar así solo empeora los síntomas, que se acentuarán y te harán sentir mucho peor. Tu cuerpo está reaccionando ante un peligro, pero ¿cuál?

No se puede morir por ansiedad, porque esta no mata y sus síntomas tampoco. Todo lo que sientes en tu cuerpo no va a llevar a cabo lo que temes.
No te vas a quedar sin aire, tu garganta no se va a cerrar.

3. Es una respuesta normal ante una amenaza

La ansiedad es una respuesta normal que nos permite protegernos ante una amenaza que nos afecta a nosotros o a algún ser querido. Por lo tanto, podemos decir que todos en algún momento la hemos experimentado.

Sin embargo, hay situaciones donde esta respuesta no está cumpliendo su función.

Cuando aparece en circunstancias para nada amenazantes, sin que haya nada que la haya podido provocar y todo esto da lugar a una reacción desmesurada, entonces estamos ante un problema.

Cuando no es funcional y no nos ayuda, sino que nos provoca malestar, entonces es necesario investigar a qué le tenemos miedo, qué no hemos superado o qué problemas estamos teniendo.

4. La ansiedad provoca cambios importantes en nosotros

Aunque no lo parezca a simple vista, sí, la ansiedad provoca cambios en nosotros que hacen que nuestro cuerpo actúe tal y como está programado para enfrentar una situación de amenaza.

Así, con respecto a nuestra parte cognitiva, empiezan a pasar por nuestra mente imágenes y pensamientos que no solo nos activan, sino que nos permiten pensar y establecer una estrategia de huida.
Por otro lado, en cuanto a nuestra parte motora, nuestros músculos y nuestro cuerpo se preparan, se ponen en tensión para llevar a cabo todo lo que ordene nuestra mente, ya sea correr, huir, esconderse…
Por último, entra en acción la fisiología, donde nos encontramos con las taquicardias, la sudoración, el dolor de cabeza o las molestias gastrointestinales.
El cuerpo está reaccionando ante la amenaza, para poder hacerle frente de la mejor manera posible.

Sin embargo, todo esto no nos resulta útil porque suele aparecer cuando, en realidad, no hay peligro real ante nosotros.

5. Con el tiempo, nuestra salud se resiente

Es verdad que la ansiedad en sí es algo natural y, aunque aparezca cuando no debe, no tendría que ser algo excesivamente negativo.

Sin embargo, vivir en un constante estado donde, cuando menos lo esperamos, la ansiedad hace acto de presencia, puede pasar una importante factura a nuestra salud.

Podemos terminar con un sistema inmunitario debilitado, sufrir depresión, insomnio e incluso pérdida de memoria a corto plazo.

Saber el origen de la ansiedad nos permitirá cortarla de raíz para que esta empiece a cumplir su función natural y no aparezca cuando no tiene que aportarnos más que malestar.

Ignorar los síntomas, no hacer nada o tan solo paliarlos con medicamentos no hará que este problema desaparezca por sí solo.

Es necesario dar con el desencadenante.

Fuente: Mejor con salud

Te podría interesar

Deja tu comentario