Las inyecciones de dióxido de carbono son un tratamiento terapéutico conocido para rejuvenecer la piel del rostro.
Hace años que algunos famosos las usan para mejorar el aspecto de su cutis, pero cada vez es más frecuente que este tratamiento se ofrezca en clínicas estéticas especializadas y no solo con el fin de envejecer mejor.
Ana Téllez, especialista en Medicina y Cirugía Estética explica cómo funciona este tratamiento, por el cual se inyecta dióxido de carbono a través de la piel. “Las personas tenemos dos gases solubles en sangre: el CO2 y O2.
El oxígeno, que es el encargado de que la piel se vea más tersa y luminosa, no se puede inyectar porque quema, mientras que el CO2 sí puede inyectarse regulando la temperatura para que no salga congelado, como hace unos años.
Cuando la hemoglobina detecta que hay una saturación de dióxido de carbono, se lo lleva y deja oxígeno en su lugar, por esta razón, durante este proceso, el dióxido pasa a ser oxígeno en apenas unos segundos, mientras que la piel se pone blanquecina para pasar a ser roja en unos instantes.
Según la zona corporal donde se aplique, la forma de inyectarlo será distinta.
Aplicaciones y beneficios del CO2
En cara: Se inyecta superficialmente, de forma que solo entra el bisel, aportando colágeno. Resulta un poco molesto pero no es doloroso. Puede beneficiar especialmente a las pieles maduras pero también ayuda a prevenir el envejecimiento: a partir de los 35 años su aplicación es muy efectiva.
También se recomienda para pieles de fumadores y ex fumadores que se han deteriorado. El precio de la sesión en la clínica de la Dra. Téllez es de 56 euros o menos, si se compran bonos.
En tripa: La carboxiterapia también sirve para reducir la grasa abdominal, ya que la quema. La especialista explica que la grasa localizada en la tripa está muy poco vascularizada, por lo que el intercambio que hace la hemoglobina entre el CO2 y el O2 es más lento y, por tanto, durante su aplicación, se está quemando grasa durante más tiempo.
Por otra parte, el oxígeno aporta el colágeno necesario para que la piel se reafirme. “La grasa es el sustento de nuestra piel y estas inyecciones permiten que se queme sin que provocar flacidez”, apunta Téllez.
Celulitis: “La carboxiterapia es el mejor tratamiento que hay para la celulitis”, asegura la doctora. Sus efectos son cuatro: la presión del gas rompe los cristales de celulitis, la inyección profunda quema grasa y, para finalizar, reafirma la flacidez de la piel de naranja.
El cuarto efecto es que esta terapia va a la causa directa de la celulitis: la microcirculación. Al mejorar el intercambio gaseoso, se mejora la microcirculación de la zona”, argumenta. La duración de la aplicación es de unos 10 minutos y es algo menos molesto que en el cutis.
Rejuvenecimiento vaginal: Se trata de la aplicación más novedosa de la carboxiterapia. Tiene dos usos:
Mejorar la sequedad vaginal: “El 55 por ciento de las mujeres menopáusicas tienen relaciones sexuales dolorosas por la sequedad vaginal. De ese porcentaje, solo el 17 por ciento consulta al médico”, subraya la experta.
Tras la aplicación de crema anestésica, la inyección del C02 en mucosa provoca que, en milésimas de segundo, la vagina recupere el colágeno necesario para empezar a lubricar desde las primeras inyecciones.
Según la especialista, esto resuelve un problema que no es solo femenino, sino de pareja: “Las mujeres que vienen aquí a consultarnos sobre esta aplicación no piden satisfacción sexual, sino no sentir dolor. En pocas sesiones, este problema se soluciona”, asegura.
El tratamiento es efectivo durante más de un año y, a partir de entonces, pueden ser necesarias sesiones de recuerdo. El precio es de 99 euros por sesión.
Función estética: La depilación genital es una moda común entre las mujeres. “Las que están atravesando la menopausia y deciden hacerlo pueden observar descolgamientos y oscurecimiento en la zona genital.
Aplicando la carboxiterapia en la bulba, en un proceso como el facial que dura cinco minutos, esta zona se verá rejuvenecida en muy pocas sesiones”, concluye la doctora.