Nuestro hígado es uno de los órganos más grandes de nuestro cuerpo y necesita atención, cuidados y protección.
Hablamos, cómo no, del hígado, ese fascinante laboratorio que sintetiza enzimas, proteínas, glucógeno y que lleva a cabo tareas vitales de desintoxicación.
Nuestros hábitos de vida, el trabajo o el poco tiempo para cocinar hace que muchas veces no lo atendamos tal y como merece.
Asimismo, otro factor delicado a la vez que complejo es el consumo de fármacos. Es muy posible que ahora mismo estés sometido a un tratamiento médico.
No podemos olvidar que los fármacos tienden a sobrecargar el hígado y que su impacto, se nota.
Son muchos los factores por los que este órgano se intoxica. La alimentación, el estrés, las medicaciones o incluso el insomnio determinan el que, poco a poco, no realice sus tareas con la efectividad de siempre.
No obstante, hay un dato positivo: el hígado es capaz de regenerarse.
Enfermedades como el hígado graso responden bien al cambio de hábitos, a una mejor alimentación y a una clara concienciación de que debemos cuidarnos mejor.
Hoy en nuestro espacio queremos proponerte lo siguiente: que cada día te tomes una infusión a base de perejil y menta. Verás como notas los beneficios.
Cuidar de tu hígado con perejil y menta
En las farmacias y en las tiendas naturales encontrarás un sinfín de productos destinados a cuidar y desintoxicar el hígado.
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Ahora bien, antes de recurrir a las vitaminas o a cualquier otro producto ya preparado, lo ideal es hacer uso de la propia naturaleza.
Si conocemos las propiedades de ciertas plantas nos aseguraremos de estar tomando algo saludable, curativo y que cumple, a su vez, su objetivo: cuidar de nuestro hígado y de nuestra salud general.
Dos de las plantas hepatoprotectoras más interesantes son, sin duda, el perejil y la menta. Son fáciles de encontrar y están presentes también de gran parte de nuestra gastronomía.
A continuación, te explicamos por qué son tan positivas para cuidar y desintoxicar el hígado.
Su sabor intenso y sus propiedades astringentes lo hacen único para cuidar de las funciones del hígado. Los beneficios que atesora se basan en cuatro ámbitos muy concretos:
El primero son los flavonoides: la apigenina, el crisoeriol o la luteolina funcionan como poderosos antioxidantes. Cuidan de que nuestras células transporten de forma adecuada el oxígeno y las protegen de los radicales libres.
Además, el perejil es una fuente excelente de vitamina C, así como de vitamina A. Estos dos elementos son básicos para cuidar de las funciones del hígado.
Lo desinflaman y a su vez, fortalecen nuestro sistema inmunitario.
Tampoco podemos olvidar que el perejil es un buen desintoxicante y depurativo. Gracias a su acción diurética logramos eliminar todo aquello que el cuerpo no necesita y que, de otro modo, nos podría enfermar.
Otro aspecto interesante es el que hace referencia al beta-caroteno. Este antioxidante es muy eficaz a la hora de reducir la carga de grasa de nuestro organismo.
Un aspecto vital en caso de que suframos de hígado graso.
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La menta, no solo para tus postres
La menta, al igual que el perejil, es otra planta astringente y muy refrescante. Su sabor le dará un toque más agradable a esta infusión que deberíamos tomar de forma cotidiana.
No cuesta nada y sin embargo, se logra muchísimo, siempre que seamos constantes.
A continuación te explicamos cuáles son sus principales beneficios:
Es antiséptica y antiinflamatoria.
La menta mejora las digestiones.
Asimismo, estimula la función hepática en caso de que este órgano esté sobrecargado.
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Cómo preparar mi infusión de perejil y menta
Ingredientes
1 cucharadita de perejil (5 g)
1 cucharadita de menta fresca (5 g)
2 cucharadas de jugo limón (20 ml)
1 vaso de agua (200 ml)
Preparación
Como siempre te comentamos en nuestro espacio, lo ideal es conseguir productos de cultivo orgánico. Una vez los tengamos, lo primero es lavarlos bien.
A continuación, picamos tanto el perejil como la menta. De este modo, permitimos que los aceites de estas plantas infusionen mucho mejor.
Pondremos a calentar el vaso de agua en la tetera. Una vez llegue a ebullición, añadimos las dos hierbas. Muy fácil.
Permite que infusione a lo largo de 15-20 minutos. Pasado ese tiempo, deja que repose otros 10.
Por último, cuela todos los ingredientes y quédate solo con la infusión. Llévala a tu vaso favorito y una vez aquí, añade las dos cucharadas de jugo de limón.
Notarás, sin duda, que tiene un gusto algo intenso. No obstante, ese sabor es el resultado de los propios componentes naturales que cuidarán de nuestra salud hepática.
Si lo necesitas, añade un poco de miel para que te sea más agradable y toma después de tu comida principal del día.