La Historia da cuenta de la infinidad de guerras que se desarrollaron desde que el mundo es mundo y que como saldo lo único que siempre obtenemos es muerte y desolación. Nunca una guerra dejó algo positivo en ninguna sociedad porque de ambos lados los pueblos sufren y las secuelas son insuperables.
Pero para quienes tienen que sufrir estas situaciones traumáticas, la religión es un refugio que los alivia y les renueva siempre las esperanzas en función de un mundo mejor en el que reine la Paz.
“La fe mueve montañas”, se suele decir y es posible que este niño protagonista de esta historia nunca haya escuchado este refrán, pero no cabe duda que es algo en lo que cree con todo su corazón, porque en medio de tanta destrucción él da prueba de albergar un amor infinito a Dios y una fe que lo impulsa a seguir teniendo esperanzas en un futuro mejor.
Las noticias que recibimos a diario de Siria parecen ser cada vez más desalentadoras y frustrantes y permanentemente nos preguntamos cuándo terminarán estos conflictos que destruyen familias, pueblos y ciudades y dejan a niños huérfanos hundidos en la más completa soledad y desolación.
Pero a pesar de todo, un niño sobreviviente de la tragedia y que conserva su fe intacta, asegura haber hablado con Dios. Su declaración con lágrimas en los ojos conmovió al mundo entero e hizo que en muchos también se renueve esa esperanza que tanto necesitamos.
Este niño sirio de tan sólo 11 años de edad, asegura que mientras vivía en carne propia el bombardeo, escuchó la voz de Dios transmitiéndole un mensaje que debía dar a conocer a todo el mundo.
Según manifestó, Dios le dijo: “Pronto todo pasará y la Paz terminará por llegar a estas tierras desoladas. Deben tener fe y esperanza y que a pesar de que todavía seremos testigos de momentos duros y difíciles, el fin está cerca y los inocentes ya no seguirán sufriendo”.
Fue increíble lo que muchos presenciaron con la revelación de este niño que transmitió un mensaje celestial en el que bregó por la Paz y por el deseo de Dios de vernos vivir en armonía.
En definitiva es el deseo de todos que las guerras se terminen y que ya no tengamos que lamentar la pérdida de más vidas inocentes.
