Los tratamientos con hormonas de crecimiento humano suelen ser costosos y la mayoría de los planes de salud no los cubren, por lo que son grandes empresarios y celebridades sus principales adeptos
Una droga supuestamente milagrosa se ha convertido en el elixir más codiciado por magnates de Wall Street, luminarias de Hollywood y titanes de Silicon Valley que buscan con este medicamento tener la energía y vigorosidad de un joven de veinte años, cuando en realidad la edad promedio de quienes la consumen está por encima de los 40 años.
Las hormonas de crecimiento humano o HGH por sus siglas en inglés prometen devolver la vitalidad perdida a todo aquel que disponga del presupuesto necesario para poder costear un tratamiento basado en las costosas inyecciones, el cual puede promediar entre 600 y 2.000 dólares mensuales dependiendo de las dosis necesarias y la calidad del producto.
Expertos en medicina regenerativa aseguran que los beneficios de los tratamientos regulares con HGH son numerosos, entre los que se pueden destacar un considerable aumento del nivel de energía, lo que permite mejorar el rendimiento laboral a personas que se resisten a dejar sus roles jerárquicos en firmas de prestigio o ceder el papel protagónico de un filme a nuevas y jóvenes promesas que amenazan sus carreras.
Agentes de la bolsa de valores, personalidades del mundo del entretenimiento y jóvenes empresarios de Silicon Valley se encuentran entre los consumidores recurrentes de la “droga milagrosa”
La hormona comenzó a ser utilizada a gran escala entre atletas de primer nivel, tanto para mejorar su performance como para recuperarse más rápidamente de lesiones. A pesar de que en las Grandes Ligas de Béisbol prohibieron el uso de la sustancia desde 2005, su utilización "por debajo de la mesa" sigue siendo frecuente en el mundo del deporte.
Inspirados por los efectos vistos en sus ídolos deportivos, muchos hombres con alta demanda laboral de ciudades como Nueva York y Los Ángeles comenzaron desde hace aproximadamente una década a recurrir a la "droga milagrosa" para detener el reloj biológico, revertir el paso del tiempo y a la vez aumentar la masa muscular en una era en la que la exposición en redes sociales obliga a mantener un estado físico que hasta hace unos años solo podía esperarse de un atleta olímpico.
A pesar de que la droga fue prohibida por las Grandes Ligas de Béisbol en 2005, son muchos los atletas profesionales que se resisten a dejar de usarla debido a los beneficios que trae a la hora de recuperarse de lesiones y mejorar el rendimiento deportivo
Se le recomienda a aquellos interesados en comenzar un tratamiento con HGH someterse a una consulta médica previa para evaluar si son candidatos viables para la droga. En la mayoría de los casos el galeno realizará un test para comprobar si su paciente tiene un deficiencia hormonal que involucra a la glándula pituitaria.
Como toda tendencia, existen varios profesionales que critican la excesiva proactividad de algunos de sus colegas a la hora de recomendar los costosos tratamientos con HGH, aludiendo que en la mayoría de los casos los pacientes que comienzan un tratamiento no lo necesitan y que la droga es tomada como algo "recreacional" cuando no debería serlo.
La leyenda Sylvester Stallone, el director Oliver Stone y el multimillonario partidario de Donald Trump Peter Thiel son solo algunas de las personalidades públicas que han aceptado usar HGH y defienden el tratamiento
Según expertos endocrinólogos solo 1 de cada 100.000 pacientes presenta una real deficiencia de HGH y son estos mismos los que alertan sobre los peligrosos efectos secundarios de recurrir a estos tratamientos por un período prolongado, como por ejemplo los mayores riesgos de desarrollar diabetes, problemas en las articulaciones, la aceleración de determinados tipos de cáncer, reacciones alérgicas a las inyecciones y hasta problemas cardiovasculares.
Sus adeptos, entre los que se encuentran figuras públicas de la talla de Sylvester Stallone, el director Oliver Stone y el polémico multimillonario Peter Thiel, aseguran que no dejarían de usar la droga – aun considerando los posibles efectos secundarios – debido a los enormes beneficios que les trae a su vida profesional y personal.