Mucho se ha hablado de la estrecha relación que existe entre madre e hijo, pero no todo lo que se ha dicho resulta agradable, porque en ocasiones se nos ha hecho responsables a las madres de cuanta conducta o reacción se haga presente en nuestros hijos.
Ya sea bueno o malo, todo se nos achaca a las madres como si cada una tuviera la oportunidad de “practicar” cómo criar o educar a un niño.
Pero parece ser que esta vez saldremos favorecidas con justicia porque reveladores estudios dan cuenta de que la inteligencia se transmite de madres a hijos y que si un niño cuenta con una capacidad intelectual destacada, debe agradecérselo a su madre.
Esto viene a reivindicar tantos años de predominio masculino en el que los hombres han impuesto una brecha que deja a las mujeres en un segundo plano, limitándolas sólo a la tarea de crianza, mientras que este nuevo descubrimiento supone un nuevo posicionamiento de la mujer dentro de su rol de madre. Nada más y nada menos que transmitir a los hijos la inteligencia.
Esto no sólo es una buena noticia en general, sino que echa por tierra la teoría o la fantasía de que para tener hijos inteligentes debíamos buscar que su padre fuera inteligente. Ahora sabemos que la inteligencia es brindada por la madre y en todo caso existen teorías de que podría potenciarse con las capacidades que el padre a su vez haya heredado también de su propia madre.
De una manera consciente o inconsciente los hombres buscan mujeres inteligentes para relacionarse y tal vez allí se active un instinto primitivo de mejoramiento de la especie en el que el hombre busca los mejores genes para procrear y ya no sólo le importa la genética a nivel físico, sino también a nivel intelectual.
Algunas pruebas realizadas en ratones dan cuenta de esto. A pesar de que se intentó modificar el cerebro de los ratones sólo con genes de la madre, no prosperaron, pero cuando se combinó con los paternos los embriones lograron desarrollarse. Claramente tanto uno como otro son necesarios para la evolución de los genes.
Esto a su vez dio paso a nuevos descubrimientos que respaldan la teoría de la inteligencia heredada a través de las madres, ya que los ratones con células de los padres se concentraban en la búsqueda de alimentos y eran más agresivos, mientras que los que tenían células de las madres realizaban mejor las tareas en el área cognitiva.
Pero también debemos tomar en cuenta que como en todas las cosas, a lo que se hereda hay que ayudarlo. El estímulo que los niños reciban y el entorno en el que se desarrollen serán decisivos para incrementar y hacer valer todo su potencial.
Desarrollar las capacidades con las que cada uno llegó al mundo también es un trabajo de los padres que deben velar porque los niños vivan en un espacio ameno y rodeados de afecto, además de tener cubiertas sus necesidades básicas.
Y si bien las cosas son compartidas y las madres debemos alentar que los padres estén más presentes, también es nuestro trabajo animar a nuestros hijos a perseguir sus anhelos alentándolos a cumplirlos y brindándoles la confianza que todo ser humano necesita para concretar algo, más allá de sus capacidades intelectuales.