Esto es lo que el jabón le hace a tu piel

Incluso si los jabones huelen a gloria, no siempre son benéficos para la piel, ya que las sustancias que contienen pueden resecarla en exceso, lo que a su vez puede causar grietas y escamas o, por el contrario, una sobreproducción de grasa.

Cualquiera de los dos casos, piel muy seca o piel muy grasosa, suelen tener consecuencias negativas para la salud.

El nivel de PH del jabón (o sea, su grado de acidez o alcalinidad) suele ser mucho más alto que el de nuestra piel, de tal forma que destruye nuestra capa protectora natural de grasa (el sebo). Esto es exactamente lo que los fabricantes de cosméticos han provocado: usamos un jabón que seca nuestra piel y, para rehidratarla, necesitamos cremas que restauren los aceites que acabamos de eliminar con el lavado.

¡Están haciendo una fortuna con nuestra ingenuidad!

Algunas irritaciones en la piel, e incluso eczemas, son el resultado del exceso de jabón. Debido a que nuestra piel es parte esencial de nuestra microbiota, la pérdida de grasas naturales afecta todo el sistema inmune.

Si tu hijo tiene la piel sensible e irritable, evita los baños de tina y el jabón en cada ducha.

El jabón también puede interferir en la absorción de vitamina D. La luz del sol transforma químicos en nuestra piel en vitamina D3. Posteriormente, el hígado y los riñones procesan esta vitamina y la convierten en una forma activa de vitamina D.

Los científicos han encontrado que los aceites de la piel  juegan un papel muy importante en la recepción de vitamina D. Cuando eliminamos esos aceites podemos desequilibrar todo el mecanismo de absorción. La forma activa de vitamina D vuelve a aparecer en nuestro sistema después de 48 horas de exposición a la luz solar.

Investigaciones sobre surfistas de Hawai con niveles extremadamente bajos de vitamina D apuntan al problema antes referido: los deportes acuáticos y los baños frecuentes suelen ser tan perjudiciales para nuestra piel como los lavados con jabón. 

La deficiencia de vitamina D puede tener serias consecuencias en nuestra salud (desde enfermedades respiratorias, riesgo elevado de padecer cáncer o trastornos mentales hasta debilidad en los músculos y huesos), sin contar los daños a la microbiota en nuestra piel, la cual nos ayuda a combatir las infecciones.

Seguro que merece la pena modificar tus rutinas de baño y dejar el jabón en la jabonera. Si tu presupuesto te lo permite, compra jabón orgánico con muy pocos aditivos químicos. Y después, enjabónate solo las áreas que son necesarias: entre los dedos de los pies, las ingles y las axilas.

Esto le da a tu piel una mayor libertad para realizar sus funciones esenciales: protegerte de enfermedades, graves y ligeras.

Y toma en cuenta esto: el champú tienen los mismos efectos y problemas que el jabón (para beneficio de la industria cosmética)... Tal vez es hora de dejar que nuestro organismo realice sus funciones de forma natural y saludable. ¡De hecho, lo hace muy bien!

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