¿Sabes lo que comes? Alimentos que no son lo que crees

Los palitos de cangrejo, el “jamón” de York, el queso para gratinar, las patatas Pringles, el wasabi, los calamares, la carne picada o las gominolas son algunos de los productos que contienen sorpresas entre sus ingredientes.

Que tenga pinta de queso no significa realmente que lo sea, y que la gente se haya acostumbrado a llamarlos “palitos de cangrejo” tampoco es garantía de que verdaderamente estén fabricados con carne de cangrejo.

Lo cierto es que existe un buen montón de alimentos que todo el mundo tiene en la cocina pero pocos saben realmente de qué están hechos.

Palitos de cangrejo

En algo llamado palitos de cangrejo es normal que uno espere encontrar como mínimo cangrejo pero lo único que dicho producto tiene en común con los crustáceos es un color rojo que ni siquiera es natural, un detalle que hace que algunas empresas los etiqueten como palitos con sabor a cangrejo. En realidad están compuestos por carne picada y procesada de pescado blanco, como el panga o el abadejo de Alaska.

El wasabi que se suele servir junto al sushi es una mezcla de rábano rusticano, mostaza y colorante que tiene poco de la planta wasabia japónica de la que hereda el nombre. Solo un 5% de todos los restaurantes japoneses tienen en la carta auténtico wasabi por tratarse de un ingrediente escaso, difícil de manipular y que pierde el sabor en quince minutos.

Se venden en más de 140 países y su fama como snack para picotear solo es superada por los sanísimos Cheetos, los Doritos y las Lay’s. Las Pringles nacieron en 1967 en Estados Unidos y comenzaron a colonizar el mundo a principios de los noventa prometiendo no ser como el resto de patatas chips: llegaron ordenaditas en rodajas enteras y del mismo tamaño, no eran grasientas y no estaban empaquetadas en bolsas donde la mayor parte del contenido era aire.

También se diferenciaban de las patatas en lo de ser patatas porque solo contenían un 42% del tubérculo, siendo el resto harina de arroz, maíz y patata mezclada con almidón de trigo, aceites vegetales sal y especias. Inicialmente se vendieron como Pringles newfangled potato chips pero cuando el resto de fabricantes de snacks les señalaron diciendo que aquello de potato chip tenía muy poco la compañía las renombró como potato crisps.

Se suele suponer que los ladrillos de carne bautizados York son jamón pero lo cierto es que no es así. Están compuestos por una mezcla de carne de cerdo de partes mucho menos nobles (pero más baratas) que la pata jamonera.

La OCU tiene bastante claro que lo de encontrar chicha de la buena en la carne picada de los supermercados a lo mejor es un deseo demasiado optimista: en aquellas bandejas entre el 65% y el 90% es carne y el resto son almidones, espesantes, proteína de soja, conservantes y colorantes.

Chocolate blanco

Si hay gente que lo llama “falso chocolate” por algo será. El chocolate blanco no contiene cacao en polvo y está fabricado con manteca de cacao, sólidos de leche y azúcar. La ausencia de los sólidos de cacao es lo que le otorga el color marfil y hace que resulte mucho más dulce que el chocolate normal.

Rallado para gratinar

Existe una razón para que aquellas bolsitas de Rallado para gratinar que se alinean en las estanterías junto a los quesos no lleven la palabra «queso» en el envase: que no lo son. Lo que viene dentro es un producto lácteo formado por grasas vegetales más económicas que la grasa láctea.

La leyenda urbana asegura que las chucherías de toda la vida bajo su apariencia inofensiva y encantadora están fabricadas a base de petróleo, pero lo cierto es que dicha afirmación solo es un mito porque las gominolas se fabrican realmente mediante un proceso mucho menos asqueroso y más natural: remojando la piel y los huesos de ganado vacuno o porcino en ácido o cal para eliminar el calcio y obtener un tejido blanco llamado oseína, empapando la oseína en agua para hidrolizar parcialmente el colágeno y cociéndolo todo en agua caliente para extraer la gelatina, secarla y picarla en polvo. En esencia, lo que se mastica al morder un osito de gominola son cartílagos animales, muy dulces, eso sí.

Desconfiad del escueto «Anillas» en la bolsa, no se trata de anillas de calamar sino de pota, otra especie de molusco marino que es sometido a un procesado a base de agua y fosfatos con el fin de ablandar y blanquear su aspecto.

Néctar disfrazado de zumo

No es lo mismo néctar que zumo y muy a menudo el primero oculta su auténtica naturaleza en la letra pequeña de la etiqueta. De una botella de néctar tan solo la mitad del contenido es zumo, mientras que la otra mitad es agua con azúcar.

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