Manuel Arellano tiene un carácter luchador, forjado por una constante enfermedad desde la adolescencia, que no ha cedido ni un ápice de su optimismo vital. Con solo 18 años, los médicos de la Clínica Universidad de Navarra le diagnosticaron una enfermedad renal crónica terminal.
“En un principio a mis padres se les vino el mundo encima. Entré en diálisis durante un año, que lo compatibilicé con el primer curso de Derecho. Hasta que llegó el primer trasplante”, recuerda.
Después de la intervención, Manuel pudo volver a la rutina; aumentó su peso, continuó con sus estudios y su vida volvió a ser totalmente normal hasta 2008. “Ese año, los médicos detectaron que el riñón empezaba una situación de funcionamiento casi terminal y que lo iba a perder en un plazo más bien breve. Además, me diagnosticaron dos tumores testiculares y otro cáncer, un linfoma”, explica.
En 2009, tras terminar con el tratamiento, sufrió varias parálisis faciales y notó una inflamación en el cuello. Tras una ecografía le diagnosticaron otro cáncer, un linfoma difuso de células B. Manuel volvió a la diálisis, ya que el riñón estaba deteriorado, y además tuvo que lidiar con otros tratamientos como la quimioterapia. “Lo bueno de la Clínica Universidad de Navarra es la atención, inmediatez y el trato. Te diagnostican y al día siguiente ya estás en el quirófano”, añade.
Sin embargo, pasarían varios años hasta que el 21 de diciembre de 2014 recibiese una llamada muy especial: había un riñón disponible para él. “Fue una gran alegría”, asegura. Su médico, el doctor Pedro Errasti, director de Nefrología de la Clínica, ha explicado: “Yo realmente estaba asustado cuando realizamos el segundo trasplante renal. Sin embargo Manuel nunca tiró la toalla, ni se dejó llevar por el pesimismo. Es más, es una persona capaz de animar a su propio médico que no tiene esa virtud de pensar que todo irá bien”.
“Lo más impactante de Manuel es que la enfermedad no se ha adueñado de su persona”, asegura el doctor Errasti. “Su lucha es una demostración de que el sufrimiento y el dolor pueden hacer al hombre y al médico más humano, fraterno y solidario”, añade. Como prueba de su buen estado de salud actual, en mayo de 2016 participó en el Campeonato Nacional de Trasplantados de Lorca, donde obtuvo tres medallas, una de ellas de oro en Triatlón, otra de plata y otra de bronce. Sus próximos reto es presentarse a los próximos Juegos nacionales de trasplantados en Ávila a finales de abril y los Juegos mundiales para trasplantados “Málaga 2017”.
“No cabe duda de que su actual estado de salud le está ayudando a aumentar su espíritu de servicio a los demás y a sacar lo mejor de sí mismo”, explica Dr. Errasti. “Desde muy pequeño me ha tocado vivir situaciones complicadas de salud. Estas experiencias me han enseñado el verdadero valor de las cosas, lo que vale la pena de verdad”, asegura el protagonista.
El escritor Luis Mateo Díez, dos veces galardonado con el Premio Nacional de Narrativa, otras dos con el de la Crítica y miembro de la Real Academia Española, quiso reflejar la historia de superación de Manuel en el libro “El cuerpo doblado”.
Para el escritor “no es una historia de entrega al destino. Tiene un cuerpo “machacado” pero un espíritu de supervivencia y superación, un espíritu que mantiene al cuerpo, aunque este se doble. Es un ejemplo de vitalidad que me ha hecho reflexionar sobre lo verdaderamente importante”.
Tanto es así que el protagonista no ha cesado su actividad a pesar de las adversidades, un trabajo orientado al servicio a los demás. Además, tiene muy claro sus objetivos: “Quiero que las personas con discapacidad o enfermedad crónica como la renal tengan la mejor calidad de vida posible y que las personas en diálisis sepan llevarlo bien y que gracias a la diálisis están vivos”.
Para leer la historia completa de Manuel, descarga gratuitamente el libro "El cuerpo doblado".