La ansiedad es un rasgo casi intrínseco de nuestra vida actual. Piensa bien y verás que tengo razón: en algún momento de tu vida, tú también fuiste víctima de la ansiedad.
Ahora bien, debes saber que existe un limite: la ansiedad no debe convertirse jamás en un estilo de vida...
La ansiedad en números
Un informe realizado por el Instituto Nacional de Salud Mental asegura que un 30 % de los jóvenes entre los 18 y los 29 años de edad sufren de ansiedad.
Esta condición es problemática, si tenemos en cuenta que la ansiedad interfiere en el trabajo, el éxito en los estudios y la vida en pareja. Asimismo, puede desembocar en otros trastornos como problemas de alimentación, autolesiones y patrones de comportamiento compulsivos.
¿Por qué tanta ansiedad?
Este problema tiene sus raíces en la infancia. Los padres de los millennials (jóvenes nacidos entre la década del 80 y el año 2000) tienen parte de la responsabilidad. Y es que debido al exceso de cuidado para con sus hijos, no les dieron la oportunidad de sentir frustración, ansiedad o temor. En otras palabras: les allanaron el camino pensando que les hacían un gran favor.
A este respecto, Karen Cassiday, Presidente de la Asociación Americana de Ansiedad y Depresión asegura:
La generación del milenio se ha planteado que es malo que las personas pasen por situaciones tan normales como los exámenes finales, los problemas con el compañero de piso o rupturas (...) Pero la verdad es que los seres humanos necesitan del estrés para crecer y funcionar.
¿Cuánta ansiedad es normal?
Existe un punto en el que la ansiedad es algo normal e inclusive puede considerarse "saludable", pues nos empuja a cumplir con nuestras metas y a superarnos. El problema se presenta cuando se interpone en nuestro trabajo, en los estudios o en la vida amorosa.
El exceso de ansiedad puede manifestarse de diferentes modos: como trastorno de ansiedad generalizada (que es el más común), ataques de pánico, trastorno de ansiedad social y fobias.
Entre los síntomas más frecuentes, destacan:
exceso de preocupación
pánico
pensamientos intrusivos
comportamientos obsesivos compulsivos
intentos de huir de situaciones de estrés
¿Cuál es la solución?
Hay varias alternativas para aliviar la ansiedad cuando se transforma en una condición crónica.
Si el problema es profundo, la administración de medicamentos por parte de un profesional podría ser necesaria.
La terapia cognitiva conductual (TCC) puede ser otra opción. En esta, los ejercicios se centran en el pensamiento a fin de reprogramar la mente para reaccionar ante el estrés y la ansiedad de forma constructiva.
El yoga y la meditación. Estas prácticas son muy beneficiosas para reconectarte con tu tranquilidad y ver tu vida (con todos sus problemas) desde otra perspectiva.
La ansiedad es un efecto secundario de nuestra época y, sí, es un mal cada vez más corriente. Pero tenemos todas las herramientas para vencerla y sobreponernos a ella: ¡depende de nosotros!
