Números atrás, un lector pidió que escribiera sobre plantas aromáticas. Aquí, le damos el gusto.
Entre ellas, podemos diferenciar dos clases. La primera emana el aroma de sus flores para atraer polinizadores y, así, perpetuar la especie (es utilizada en la industria de la perfumería, así como también en jarrones y floreros para generar perfumes agradables).
La segunda produce sus aceites esenciales en estructuras especiales denominadas “pelos” o “tricomas”, que abundan en las hojas. Esta última clase es la que utilizamos para condimentar nuestros platos.
HÁGASE LA LUZ
La plantas que usamos para saborizar nuestras comidas pruducen sus aceites esenciales en alta concentración solo si están expuestas al sol. En este caso, el aroma es liberado por las hojas, formando una nube que puede filtrar los rayos solares. De esta forma, estos no impactan directamente, quemando la planta.
Por eso, cuanto más sol reciba, más concentrados serán los aceites y, por ende, su sabor u olor. Buscá una ubicación con mucha luz, que reciba al menos 4 o 6 horas de sol al día, como el alféizar de una ventana. Si las cultivás en interior, que sea un sitio muy luminoso.
Magali Fracchia cuenta: “El año pasado planté, previo a dejarlas un tiempo en la heladera, unas semillas de cereza. Ahora veo tres arbolitos y no sé si serán de esas semillas o si en verdad es yuyo”.
Magali, las plantas son cerezos. Lamento no saber de qué provincia es para darle recomendaciones sobre su cuidado.
Luis Antonio Simosis, de Córdoba Capital, tiene un olivo que trajo de Grecia. Las hojas se retuercen y tiene miedo de que sea por falta de nutrientes o una enfermedad.
Luis, la planta cambió de suelo, clima y continente; salió de su tierra en verano y al otro día se insertó en invierno.
A los vegetales, esto les genera un estrés que se manifiesta deteniendo su crecimiento. Sus hojas se enroscan para no perder temperatura ni humedad.
Déjelo afuera en un lugar de sol y riéguelo solamente cuando la tierra esté secándose, hasta que se habitúe al nuevo hábitat y reinicie su crecimiento.
Horacio Cafferatta tiene unos rosales. Sus brotes nuevos “aparecen cortados”, sobre todo por la mañana, como si hubieran sido cortados durante la noche. Quiere saber a qué se debe esto.
Horacio, probablemente sean hormigas que suelen trabajar de noche. También generan estas manifestaciones algunos gusanos que durante el día se guarecen en la tierra alrededor del tallo.
Compre resina de pino que se vende en los viveros y haga un collar alrededor del tronco del rosal. Sean hormigas o gusanos, no podrán atravesar la barrera pegajosa y dejarán de cortar los brotes.
Eduardo Alberto Grupe, de Córdoba Capital, cuenta que tiene una peonía de flores blancas. Al caerse los pétalos, queda un centro de color marrón rojizo, que cree que son los ovarios. Pregunta si al sembrarse de vuelta, nacerá otra planta.
Eduardo, cuando se caen los pétalos de las flores de peonías que fueron fecundadas, se forman frutos denominados “folículos”, similares a una chaucha corta. En su interior, se encuentran semillas de color negro o rojo, de alrededor de 3 mm de diámetro. Si estas semillas se siembran, nacerán nuevos ejemplares en 25 días.
Santiago, de Mendoza, consulta por una glicina que tiene sus hojas amarillas y con manchas. “He notado también que dejó de crecer. Le envío unas fotos para que se oriente, espero que pueda ayudarme”, escribe.
Santiago, por la sintomatología descripta, se puede inferir que se han acabado los nutrientes o es un suelo con alto contenido de calcio.
En cualquiera de los dos casos, le recomiendo incorporar 4 o 5 kg de lombricompuesto (con este nombre lo compra en cualquier vivero). Así podrá reponer los nutrientes en carencia. Le sugiero repetir esta fertilización natural durante dos años en los principios de la primavera hasta revertir la situación.
Fuente: Rumbos Digital
