5 cosas que debes saber para ser una mamá feliz

Ser una mamá feliz es un estado ideal para ti, pero para tus hijos lo es más porque si tú te lo permites les enseñas que se puede.

Fui madre muy joven y sin planificarlo, podría haber optado por no serlo en ese momento pero no fue lo que elegí, aunque hubiera sido "lo ideal" para muchas personas de mi entorno.

Con 16 años de edad decidí seguir adelante con mi embarazo, y una de las cosas que me prometí a medida que mi vida cambiaba y conforme mi niño crecía, fue que NUNCA me permitiría sentir que él era una carga para mí. Esta y otras cosas me han llevado a ser la mamá feliz que soy, y las comparto contigo.

1. No he renunciado

Esto tiene que ver con lo que decía antes; me he permitido hacer todo lo que estaba a mi alcance sin pensar “no puedo hacer esto porque tengo hijos”. Eso hubiera ocasionado cierto sentimiento de frustración y de atadura con respecto a mi rol de madre, y no hubiera sido justo para ninguna de las partes.

2. Mis niños siempre conmigo sin importar lo que puedan hacer

Siempre he procurado llevar a mi hijos a donde me invitaran y a la vez asegurarme de que mientras yo disfrutaba ellos también lo hacían. De esta forma todos la pasábamos genial y yo no me sentía culpable de haberlos dejado en casa o de que estuvieran en un sitio en el que mientras yo me divertía ellos se aburrían.

Por ejemplo, en verano me gustaba reunirme con amigas en cafeterías que tenían piscina; ya sabes, yo charlaba con ellas (café de por medio) y los niños en la piscina.

3. Estoy dispuesta a un trabajo incansable sin derecho a disfrutar

Mis trabajos -sobre todo cuando todavía era una adolescente- eran un poco raros. Trabajaba en un centro de sky, por lo que mi empleo era muy demandante mientras hubiera nieve, con lo cual no tenía días de descanso. Veía a mis hijos solo un rato por las noches, y en el día ellos se quedaban con la niñera.

Pero al terminar la época invernal venía nuestro tiempo de disfrute; vacaciones, comprar ropa, salir de paseo, etc, con lo cual había una compensación y estábamos todos felices a pesar de que eran casi 3 meses de compartir muy poco.

4. Siempre escucho a mis hijos

Creo que todas las mamás lo hacemos, pero al día de hoy con el pequeño -que es el único que vive conmigo porque los otros dos están muy grandes- lo que decido hacer lo hago desde el bienestar.

Es decir, si voy a acompañarlo a su partido de baloncesto para quedarme dormida en las gradas, prefiero no ir. Él lo sabe y lo entiende. Cuando estoy al 100% lo hago, sino mejor dejarlo, porque el resultado puede ser contrario al que deseado.

Por ejemplo, cuando necesita hablar conmigo y estoy ocupada pero puedo dejar lo que estoy haciendo, lo hago. Pero si no es posible le digo que espere a que pueda prestarle atención.

5. Ser feliz o infeliz solo me afecta a mí

Ser una mamá feliz hace que mis hijos se permitan vivir felices también. He visto muchos casos en los que las madres pasan la mayor parte del tiempo preocupadas, enfadadas o tristes, y sus niños sienten que no tienen derecho a estar bien, y de hacerlo se sienten culpables porque sienten que no hay nada que puedan hacer para cambiar la situación.

Te podría interesar

Deja tu comentario