El sexo influye de manera trascendental en la estabilidad de una relación de pareja, pues no solo se trata de conexión física sino también de la unión que representa en la parte emocional.
¡Pon manos a la obra! Luego de haberte puesto tu ropa de lencería, maquillarte y estar más dispuesta que nunca, pídele que se acueste sobre la cama o sofá.
Dile que le darás un masaje erótico con aceites. Déjale caer algunas gotas sobre la espalda y mientras estás montada sobre él, muéstrale tu excitación con expresiones como "humm", pues con ello le dirás que su cuerpo te parece delicioso. ¿Qué otras cosas debo hacer?
Toda una experiencia oral
A ellos les fascina hacerlo y que se lo hagan. Pásale la lengua por los labios antes de comenzar a darle sexo oral, así los humedecerás. Míralo a los ojos y baja hasta su pene.
Usa las manos para mejorar las sensaciones y multiplicar el placer. Si las puedes humedecer con lubricantes o tu misma saliva, mejor. Tu secreto está en hacer movimientos envolventes de arriba hacia abajo. Una de tus manos sostendrá el miembro y la otra se desplazará pegada a tu boca.
La succión en el sexo oral es muy importante porque provoca sensaciones intensas. Mantenla en todo momento o solo al retirar la cabeza. A menos que a tu chico le fascine, muerde con tus dientes. ¡Pedirá más!
Estimula el perineo
Tu chico tiene zonas más sensibles que otras. Una de ellas se ubica cerca de la próstata, por lo que será necesario que introduzcas los dedos.
Apriétale el trasero
Toma la iniciativa y marca el ritmo. Mientras te penetra, apriétale las nalgas y empújalo hacia ti pues según los expertos esta técnica es ideal para hacerlo llegar al orgasmo. Imagínate las sensaciones que lo harás experimentar... ¡Querrá tener un segundo round!
En el caso del perineo, lo ideal es acariciar con presión, mueve las yemas de los dedos en círculos hacia adelante y hacia atrás. Hazlo apenas rozando porque si usas mucha suavidad, le harás cosquillas y se perderá todo el erotismo.
Besa sus zonas erógenas
¡Ponte creativa! Procura estimular al menos tres de las zonas que sabes que a él lo excitan. Por ejemplo, puedes besarle las orejas, cuello, pecho... mientras tanto estimulas con tus manos su perineo y testículos.
Déjalo sufrir
¡Prolonga esa sensación de placer! Cuando notes que llegará al clímax porque su respiración se volvió más pesada y está más tenso, haz una pausa. Alargar la espera beneficiará su orgasmo porque lo volverá más intenso y placentero. Como todos los hombres quedará rendido luego de semejante experiencia, pero cuando te toque tu turno...
Fuente: Siempre Mujer