Hay personas que comen cantidades industriales de dulces, pastas y comida chatarra y, sin embargo, la mala alimentación no se les transforma en kilos de más.
La predisposición genética es clave, pero no es determinante. Aunque en tu familia tiendan a engordar, con un poco de voluntad puedes mantenerte en forma. Todos tenemos células adiposas en nuestro organismo: en las mujeres, un cuarto del peso corporal corresponde a grasa y en los hombres alrededor del 20%.
El sobrepeso tiene que ver con los malos hábitos alimentarios y la vida sedentaria. Si quieres adelgazar, tienes que empezar por abrir los ojos y armar un plan de comidas.
Si bien la herencia es un factor de gran influencia, a la hora de evitar el exceso de peso, los buenos hábitos alimentarios y un estilo de vida activo ayudan mucho.
Así que no hay excusa que valga, llega un momento en la vida donde hay que dejar de culpar a los padres y tomar las riendas de la propia existencia para que la balanza no se vaya de mambo.
Cuando una persona aumenta de peso, se produce una elevación en el número y tamaño de adipocitos. En cambio, al bajar de peso, disminuyen. En los niños el agua corporal representa alrededor del 75%, en los hombres alrededor del 60% y en las mujeres el 50%, dependiendo la cantidad de grasas que tenga. Cuanto más delgada sea una persona, mayor será su porcentaje de agua.
Para acelerar el metabolismo es importante prestar atención a lo que comemos. Un buen desayuno es fundamental, eso sí: no tienen que pasar más de 60 minutos después de que te levantes para sentarte a desayunar, si no el metabolismo se vuelve más lento.
Cuando esto sucede, las manos están frías y tu cuerpo quema menos calorías. Para lograr que tu sistema digestivo se ponga en acción, el desayuno tiene que tener más de 15 gramos de proteínas, así que, además de frutas y alguna infusión, procura comer, por ejemplo, una porción de queso magro.
Otra recomendación es dormir al menos 7 horas durante la noche y hacer actividad física aeróbica todos los días, aunque sea salir a caminar 30 minutos. Es importante que evites los alimentos con grasas y los productos industrializados, ya que aumentan el apetito y disminuyen la actividad metabólica.
Reemplázalos por hidratos de carbono naturales –como frutas frescas- y cuando comas harinas que sean integrales. Si compras galletitas y panes empaquetados, fíjate en las etiquetas que no tengan azúcares entre sus ingredientes.
No te olvides que las dietas mágicas no dan resultados a largo plazo. Hacer ayuno o disminuir drásticamente las porciones de alimentos no es bueno para la salud: tu cuerpo comenzará a utilizar las proteínas de los músculos y de tu piel para seguir funcionando.
Entonces perderás músculos, producirás menos calor y tu metabolismo se volverá más lento. En vez de enloquecer por bajar de peso en unas pocas semanas, comienza a ser consciente de lo que comes y a planificar tus comidas. Así, además de adelgazar podrás mantener un peso saludable a lo largo del tiempo.
Fuente: Rumbos Digital