No era la primera vez que Maggie Downs perdía a un bebé, porque ya había sufrido un aborto natural en su anterior embarazo.
Queriendo hacerlo todo perfecto la segunda vez, Downs estuvo a dieta estricta durante el embarazo de su hijo Everett.
“Sin alcohol, sin delicatessen, nada crudo, cocido o ahumado”, escribió Maggie. “La mayor parte de mi comida era orgánica y lo más sana posible, el agua potable estaba purificada a través de un sistema de ósmosis inversa.
Utilicé el aceite de clavo para aliviar un dolor de muelas en lugar de visitar al dentista, porque no quería que ningún anestésico pasara a través de mi cuerpo a la placenta “.
Con todas estas precauciones, Downs estaba segura de que iba a tener un parto sin problemas y un bebé sano y feliz.
No fue hasta que una enfermera tomó una muestra de orina de la madre y vio que algo estaba mal.
La orina de Downs dio positivo en metanfetaminas, una situación potencialmente muy peligrosa para el bebé.
Downs al principio se rió, sabiendo que nunca había consumido la droga por lo que debía haber sido algún error.
La enfermera, sin embargo, le advirtió la gravedad de la situación, porque Downs estaba en riesgo de perder a su bebé si un trabajador social determinase que ella estaba tomando drogas.
Ella sabía que la única medicación que había consumido durante el embarazo eran las vitaminas prenatales y un inhalador para el asma.
Pues resulta que, la medicación para el asma es una de las pocas sustancias químicas que pueden dar como positivo ante la metanfetamina en tu organismo.
Los siguientes días se convirtieron en una verdadera pesadilla. Tardó más de tres semanas después del nacimiento de su hijo en convencer al personal del hospital que este era el caso, y que era totalmente capaz de cuidar a su bebé.
¡Ella nunca había consumido drogas!, y por un error como este, estuvo a punto de perder a su querido recién nacido.
Si bien estamos contentos de que estas normas se cumplan cuando son realmente necesarias, casos raros como éste nos preocupan porque nos vayan a separar de nuestros niños cuando nacen.
Y más aún sabiendo que somos completamente inocentes. ¡Menuda impotencia!
¿Qué te ha parecido esta historia? ¿Sabías que podía ocurrir algo así simplemente por consumir tu medicina habitual?
A pesar de todos sus esfuerzos por tratar de llevar un embarazo de la manera más sana posible, al final todo se torció. Pero por suerte tuvo un desenlace feliz…