Mi pareja tiene cáncerâ?¦¿Qué hago?

  • por EFE lunes 22 agosto 2016

EL MUNDO-  La pareja del paciente con cáncer es un instrumento vital en la lucha, el bienestar del paciente depende del suyo.

Son los cuidadores principales y hay que darles la importancia que tienen, deben ser libres de expresar sus emociones.

“No sólo tienes que pensar en el paciente. También tienes que pensar en ti y en cómo lo vas a enfocar, porque si te hundes tú, no puedes ayudar a tu pareja”, asegura Marco, compañero sentimental de Noelia, superviviente de cáncer.

 El diagnóstico no es solo para el paciente, al final repercute en los miembros de la familia.

En EFEsalud hemos hablado con Fátima Castaño, psicooncóloga de Quálitas Psicología y coautora del libro “En el amor y en el cáncer”, sobre el papel que juega la pareja de una persona enferma. Un primer manual para las parejas de pacientes oncológicos que recoge situaciones, recursos y recomendaciones para que el proceso sea más llevadero entre los dos.

¿Hasta qué punto es importante la pareja?

La experta asegura que “el bienestar y la calidad de vida de la pareja repercute indudablemente en la calidad de vida del paciente”. Afirma que si la pareja se encuentra bien en todos los sentidos, el cuidado en el paciente será mucho mejor.

Se podrán “detectar anomalías mucho antes”, añade, y ambos se recuperarán mucho mejor de las circunstancias por las que están atravesando.

El apoyo del otro es importante “hasta el punto de que son los cuidadores principales, y de ellos dependen, en gran medida, tanto la recuperación física como mental”.

Falta de ayuda psicooncológica

“Vivimos en un sistema donde los médicos se centran mucho en aumentar los años de vida, en curar a las personas en el ámbito físico pero muchas veces se olvidan de la parte emocional, que muchas veces es la que perdura a lo largo del tiempo”, declara.

Fátima Castaño añade que “la atención psicooncológica, por desgracia, hoy en día no está demasiado difundida” y que uno de los factores más importantes es “asesorar a los pacientes desde el inicio” con el fin de que puedan “vivirlo mejor”.

El problema principal de las parejas es que no reciben “el asesoramiento necesario” y “no se sienten libres”. La especialista afirma: “Ellos no se sienten con el derecho de poder pedir ayuda, ni de expresar sus emociones y ni siquiera incluso de sentirlas, porque no sienten que son los protagonistas”.

Perciben que todos los cuidados tienen que estar centrados en el paciente y no en ellos, por lo que pasan a un segundo plano, cuando en realidad son figuras indispensables.

El diagnóstico de un cáncer es una noticia que “provoca muchos cambios en diversos aspectos de sus vidas”, y necesitan “unas guías para saber afrontar estos cambios”. Es importante que sepan cuándo no lo están haciendo bien o cuándo las emociones se les va de las manos y que conozcan a los profesionales que les pueden ayudar.

Las parejas viven de manera similar las emociones que viven los pacientes, la diferencia principal es que la viven desde un punto de vista distinto.

Emociones como la tristeza, miedo, ansiedad por los cambios e incluso culpabilidad con pensamientos como “¿lo estaré haciendo bien?” son los más frecuentes. No siempre se les tiene en cuenta como la figura fundamental que son para el cuidado de sus parejas.

Prefieren mostrarse fuertes y capaces, mostrar al mundo que “no ha pasado nada y que ellos pueden con todo”. Presentan una imagen de fortaleza cuando en muchas ocasiones sienten dudas, no saben cómo manejar la situación.

Otra de las razones por las que se muestran así es por los mensajes externos que reciben. El entorno dice cosas como: “tienes que ser fuerte”, “ahora te toca a ti tirar del carro”, “tú tienes que poder”, etc.

Los psicooncólogos intentan “desmitificar esa situación”  y pretenden “quitarles todo ese peso, porque es una sensación nueva tanto para ellos como para sus parejas”.

El abandono, ¿por qué ocurre esto?

“Hay parejas que a raíz del diagnóstico rompen, pero eso no significa que la enfermedad sea la causante de la ruptura”, asegura la especialista.

Son parejas que previamente tenían “dificultades de comunicación y de convivencia“, por lo que se ven saturadas ante “una situación de crisis vital, como es el cáncer”.

“A raíz del diagnóstico toman la decisión, pero no es el cáncer en sí, esto les podría haber ocurrido en otra situación de crisis como por ejemplo un cambio de piso”, confirma la experta.

Son casos puntuales, porque en la mayoría de las ocasiones, “tanto la pareja como los pacientes quieren ayudarse, salir adelante y hacerlo juntos”.

Recomendaciones durante la enfermedad

“Lo que recomendamos a la hora de leer el libro es que las parejas lean aquellos capítulos que en sus circunstancias sean adecuados”, señala.

Cuando se pasa el cáncer, ¿qué hacer?

“El cáncer es una circunstancia que pasa por la vida y que deja huella inevitablemente, y es importante no obviar esa huella”, asegura la especialista.

Hay que intentar, poco a poco, ir recuperando “la normalidad” en todos los aspectos de la vida, no hacerlo de forma abrupta. “El cáncer puede llegar a favorecer el crecimiento de la pareja y el conocerse mejor ante la dificultad”, señala la experta.

La psicooncóloga ratifica que “no todos los pacientes superan el cáncer en las mismas circunstancias, muchos de ellos se quedan con secuelas por lo que, en la mayoría de lo posible, hay que favorecer la adaptación ante los cambios“.

Qué hacer si la pareja no supera la enfermedad

La superación de un duelo es un momento muy complicado, Fátima Castaño señala: “hay que procesar todo el trabajo que han hecho hasta aquí, la tarea del cuidado y poco a poco decir adiós a su pareja, con el fin de adaptarse a la nueva vida que empieza”.

En esta fase hay que intentar normalizar el proceso, “hacerles ver que no es abrupto que de la noche a la mañana no van a sentirse bien y que requiere un decir adiós de forma progresiva para poco a poco ir encontrándose con ellos mismos”, añade.

Garantiza que hay que “rodearse de los seres queridos” que sirvan de soporte para no aislarse e intentar gradualmente, sin presiones, volver a su cotidianidad.

Cómo actuar con los niños

Castaño: “Los psicólogos recomendamos que si normalizamos las emociones y situaciones con los adultos por qué no hacerlo con los niños”.

Los niños ya poseen la capacidad de comprensión a partir de los 3 años, “ellos se dan cuenta de que hay alguien malito”. La experta señala que la clave es “adaptar la información a la edad del niño”.

Es importante mantenerlos informados “para que no se sientan aislados de la circunstancia familiar” y se sientan parte de los cambios. No hay que dejar que “fantaseen con que quizá ellos sean culpables de lo que está ocurriendo”, porque su ellos no saben lo que está ocurriendo, solo ven una aptitud rara es sus padres.

Una vez que el niño ya tiene la información de enfermedad de su familiar, poco a poco, hay que ir comunicándole los cambios si la gravedad aumenta. “Si a un niño se le dice de forma abrupta que su padre o madre ya no está, va a ser mucho más complicado entender las circunstancias”, asegura la psicooncóloga.

Junto con la información hay que dándoles “seguridad para que entiendan que no van a estar solos”. Deben entender que aunque ese familiar ya no esté, “se les va a cuidar y que sus rutinas van a seguir”. Eso a los niños les da confianza y facilita la comprensión de todo el proceso.

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