La ruleta rusa del herpes genital; cómo prevenir

Al fin María Gabriela decide acudir a la ginecóloga. De 23 años de edad y con una actividad sexual algo intensa, no cree que la inflamación en la vulva, ardor al orinar, comezón y una fastidiosa secreción vaginal, se asocien con sus tardes a escondidas con Luis, su primer novio y compañero de la universidad.

Pero una vez que la especialista la examina asegura que la joven, sin desearlo, ha jalado el gatillo del herpes genital.

“Las enfermedades de transmisión sexual constituyen una especie de ruleta rusa en la que generalmente pierden los jóvenes desinformados en materia sexual”, indica Blanca de Molina, ginecóloga y madre de dos chicas adolescentes.

Suficiente dato curricular para saber, tal y como se lo repite a sus hijas, que la prevención es una pastilla gratuita, infalible y sin efectos secundarios.

A María Gabriela le falta realizarse unos exámenes de sangre para tener la certeza de que ingresará a las estadísticas de jóvenes que tienen una infección de transmisión sexual por no utilizar protección durante el coito.

Es entre los 13 y los 25 años que los jóvenes requieren más información y consejos tanto de la familia como de la escuela.

Enfermos para siempre

De acuerdo con los especialistas, el herpes genital es el caballo de Troya de las enfermedades de transmisión sexual, por su capacidad de ocultamiento y los daños que provoca. Se trata de una afección causada por un virus.

La transmisión es de persona a persona mediante contacto sexual (coito, sexo oral, anal, frotación de genitales).

Aunque existen 8 tipos de virus, los más comunes son el HSV-1, asociado al herpes bucal, y HSV-2 relacionado con el genital.

La posibilidad de transmitir la enfermedad aún sin la presencia de lesiones visibles es difícil de prever, pero hay mujeres con lesiones cervicales u hombres con lesiones intrauretrales que son transmisores.  Cerca de 70% de los nuevos casos de herpes son transmitidos por personas asintomáticas en el momento de infectar a la pareja.

Las lesiones aparecen como ampollitas, dos semanas después del contagio y por lo general se manifiestan como

si fuera gripe: dolor de cabeza, cansancio, dolor en las articulaciones, fiebre y malestar en parte baja de la espalda. Es frecuente que se inflamen los ganglios linfáticos inguinales.

En algunas personas sobre todo en las mujeres y si hay lesiones en labios mayores y/o menores, puede haber ardor y dolor al orinar, secreción vaginal y comezón.

Existen ciertas circunstancias favorables para el virus, como exposición frecuente a la luz solar, estrés, inmunodepresión o traumatismos cutáneos, que permiten que el herpes se reactive y vuelva a migrar hacia la piel.

Cuando la enfermedad entra al organismo se aloja en las terminaciones nerviosas sensitivas, circulando a través de ellas hacia los ganglios neuronales. Entonces queda en estado de latencia.

Molina lamenta que, por falta de información, el paciente acuda casi siempre en forma tardía, cuando las lesiones iniciales tienden a romperse y unirse unas con otras, formando úlceras o llagas en la zona afectada.

Las mujeres son más afectadas por el herpes genital que los hombres. Por cada 10 casos, de 6 a 7 son mujeres.

Aun cuando varía según la edad generalmente se presenta en personas que inician las relaciones sexuales a temprana edad (entre los 12 y 18 años). Un peligro adicional porque es la etapa de oro de la edad reproductiva.

Cómo prevenir

Molina aconseja cada vez que examina a una adolescente que la única pastilla infalible para las infecciones de transmisión sexual es la prevención, lo que se traduce en sexo seguro y relaciones con una pareja fija.

Aunque en estos tiempos resulte casi imposible, la especialista insiste en que se debería aconsejar a los adolescentes para que retarden “su primera vez” hasta el momento en que decidan entablar una relación estable.

Si el integrante de una pareja ha presentado esa enfermedad, lo recomendable es acudir al médico para que los oriente a ambos.

“Atención: el diagnóstico de herpes genital no es el fin de la vida sexual”, acota Molina, que sugiere a las embarazadas no hacer el amor sin condón, con el fin de evitar cualquier infección.

Si una persona tiene lesiones de herpes activas es mejor que evite la intimidad. Todos los seres humanos deberían utilizar preservativo para resguardarse y resguardar al otro de las ETS.

Fuente El Diario

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