Ocho signos tempranos de la diabetes que muchos ignoran

Redacción Internacional.- La diabetes mellitus es una enfermedad metabólica que se caracteriza por tener niveles altos de azúcar en la sangre.

Esta se produce cuando el páncreas no segrega la cantidad suficiente de insulina o las células no son capaces de responder de forma adecuada a esta.

Está considerada como uno de los trastornos comunes de la edad moderna, dado que la mala alimentación y el sedentarismo influyen en su aparición.

Lo más preocupante de todo es que no suele presentar síntomas contundentes en sus etapas iniciales y, con el paso del tiempo, acarrea consecuencias negativas en los riñones, la vista y el sistema cardiovascular.

Por esta razón se viene haciendo un fuerte llamado de atención, no solo para mejorar los hábitos de vida, sino para tener en cuenta esas señales que el cuerpo envía ante este tipo de descontroles.

A continuación queremos compartir los 8 más comunes para que consultes al médico en caso de padecerlos.

1- Micción frecuente

La poliuria, es decir, esa necesidad de orinar con más frecuencia de lo normal, es una de las señales primarias de la diabetes tipo 1 y 2.

Se produce porque los riñones tienen que trabajar más para poder regular el exceso de glucosa que se va quedando retenido en la sangre.

El exceso de sequedad en la boca no solo es un problema estético, sino una señal evidente de alguna dificultad del organismo.

Esta es susceptible al ataque de las bacterias y puede desarrollar infecciones tanto externas como internas.

La falta de humedad y la deshidratación labial son una de las complicaciones comunes de la diabetes tipo 2.

Los continuos episodios de fatiga se desarrollan cuando el organismo intenta compensarse por la falta de glucosa en las células.

También es habitual por los problemas de sueño que se producen tras aumentar los hábitos de micción en horas de la noche.

Los individuos se sienten más cansados, sus niveles de energía son bajos y tienen dificultades para alcanzar la concentración.

4- Cambios en la visión

La visión es una de las más afectadas con los picos altos de glucosa en la sangre. Su falta de control altera la forma de la lente y la calidad de la vista.

Es común que los pacientes perciban destellos ocasionales de luz, visión distorsionada y, con el paso del tiempo, problemas de refracción.

De hecho, si esta continúa incrementando sin un tratamiento oportuno, los daños son permanentes y pueden provocar la pérdida total de la vista.

5- Hormigueo y entumecimiento

La sensación de hormigueo, así como el entumecimiento de las manos, las piernas y los pies son bastante recurrentes cuando los niveles de azúcar se alteran.

La glucosa en la sangre restringe el adecuado flujo sanguíneo hacia las extremidades y, con el pasar del tiempo, provoca daños en las fibras nerviosas.

En ocasiones el problema se agrava hasta el punto de interferir con las actividades cotidianas y la calidad de sueño.

6- Ansiedad por la comida

La sensación continua de hambre se produce cuando el cuerpo no puede regular la glucosa que necesitan las células para obtener energía.

Dado que estas se ven privadas de glucosa, el cuerpo busca otras fuentes de combustible y, para el cerebro, esto se traduce en una sensación de hambre persistente.

El inconveniente es que comer de más no calmará por completo el hambre y, casi siempre, elevará mucho más los niveles de azúcar.

7- Lenta cicatrización de heridas

Las lesiones superficiales, como los cortes y rasguños, presentan más dificultades de cicatrización en las personas diabéticas que en aquellas que no tienen esta condición.

Los niveles altos de azúcar endurecen las arterias, estrechan los vasos sanguíneos y dificultan el paso del oxígeno hacia la zona de las heridas.

Además, la glucosa alta tiene un impacto directo sobre las funciones de los glóbulos rojos que transportan los nutrientes a los tejidos, lo que también ralentiza la cicatrización.

8- Infecciones recurrentes

Las personas que no controlan sus niveles de glucosa en la sangre tienen más riesgo de contraer infecciones que aquellas que los mantienen estabilizados.

Esto se debe a que el sistema inmunitario se debilita, de modo que aumenta la susceptibilidad al ataque de los virus y las bacterias.

Las más comunes se producen en la piel y el tracto urinario, aunque también pueden darse en la boca, las uñas y otras partes del cuerpo.

En conclusión, es primordial identificar estos tipos de síntomas y solicitar los respectivos exámenes médicos para obtener un diagnóstico precoz.

Si bien pueden manifestarse por otras razones ajenas, es mejor descartar enfermedades y posibles complicaciones.

Te podría interesar

Deja tu comentario

Populares