¿Qué es justo y qué es injusto?: claves para librarte de la trampa de la justicia

El calificativo de justo hace referencia a la idea de que todo funcione tal y como queremos que funcione. Cuando sucede así, decimos que hay justicia y nos sentimos felices y tranquilos, pero cuando no, nos encolerizamos con el mundo, nos decimos que somos unos desdichados y que la vida es muy injusta.

Buscar la justicia es algo parecido a buscar el elixir de la eterna juventud. Simplemente es algo que no existe, es un concepto inventado por los humanos.

Para demostrar esto, solo tenemos que echar un vistazo a nuestro alrededor, a la misma naturaleza.

Observaremos que los leones cazan antílopes para alimentarse y que las plantaciones de los huertos se pierden si ese año no llueve lo suficiente.

Podrían quejarse los antílopes y decirse a sí mismos ¡no es justo! ¡yo debería tener garras y colmillos como los leones, para poder defenderme! y también las plantas, podrían decir que es injusto que no llueva, ya que eso hará que se mueran. Sería absurdo si lo hicieran, ¿no es cierto?

Ya sabemos que así es la vida y que para alimentarse, los leones tienen que cazar y que la lluvia aparece cuando se dan las condiciones necesarias para ello y no cuando las plantas lo necesitan. ¿Es injusto?

En definitiva, podemos quejarnos, lamentarnos y pensar que somos unos desgraciados cuando la vida no nos sonríe, pero eso no hará que nos sonría más.

El hecho de que tú te sientas más o menos desgraciado e iracundo con el mundo en el que te ha tocado vivir, responde más a una elección personal que a la propia naturaleza de la vida.

Tu malestar viene de ti, de que decides nombrar a las cosas como injustas y enfadarte con ellas, pero no de la propia injusticia que puedas observar a tu alrededor.

Cómo el ¡no es justo! se carga tus relaciones

En las relaciones personales, el tema de lo qué es justo o injusto está a la orden del día, pues las personas tenemos la tendencia a compararnos con los demás, a intentar ser mejores, competir y superarlos de alguna manera. Aunque en realidad es una costumbre que no sirve para poco, aparte de para ponernos muy ansiosos y servir como un elemento de presión. Así, conocemos sus daños pero que seguimos haciendo.

Máscaras sujetasen un barco

Desde niños, adoptamos la costumbre de decir ¡no es justo que tu puedas ver la tele hasta tarde y yo no! o ¡es injusto que a ti te hayan comprado más regalos que a mi! Ya desde bien pequeños aprendemos a creernos el centro del Universo, a engordar nuestro ego y a que si los demás tienen cosas o bien, pueden hacer cosas que yo no, eso ya es injusto y debe solventarse de alguna manera.

Aprendemos a sentirnos perturbados por lo que otros hacen o dejan de hacer y por lo tanto, nos convertimos en esclavos de las conductas de otros.

Esta actitud es una auténtica pérdida de tiempo, además de una bomba para las relaciones personales. Si estamos continuamente comparando lo que hacemos con lo que hace el otro, ya sea nuestra madre, hermano o pareja, estaremos restando tiempo de disfrute con esas personas en el momento presente, además de autogenerarnos unas buenas dosis de malestar.

Cada cual es como es, tiene sus circunstancias y es posible que la vida le haya podido sonreír más o menos, pero sea como sea, ese no es nuestro problema.

Es mucho más beneficioso para nuestra salud emocional, ocuparnos de nosotros mismos, de nuestros pensamientos, emociones y conductas e intentar que los proyectos, las relaciones y las cosas en general, nos salgan mejor.

Hacerlo sin gastar tiempo en comparaciones improductivas, que a su vez crean pensamientos recurrentes tan destructivos como la envidia, el rencor o la venganza.

Claves para librarte de la trampa de la justicia

Si quieres dejar de quejarte por aquello que se escapa de tu control y has decidido tomar las riendas de tu vida, sin decidir si el mundo es más o menos injusto, te felicito porque vas a dar el paso a una vida más sosegada y feliz. Algunas claves y ejercicios por los que puedes empezar a ponerte en marcha son:

  • Haz una lista de lo que te parece injusto y hazte las siguientes preguntas: ¿Solo por el hecho de que a mí me molesten van a desaparecer? ¿Tengo algún control sobre ello? Si te contestas a ti mismo que no, la mejor opción es que dejes de darle vueltas al asunto y aceptes las cosas como son.

Mujer haciendo una lista

  • Deja de compararte con el prójimo ya que este es otra persona distinta a ti y como tal, su vida también es distinta. No es justo ni injusto, simplemente diferente. Puede que las cosas a veces te salgan como quieres pero puede que a veces no sea así. Lo mismo le va a ocurrir a esa persona con la que te comparas, aunque no logres verlo porque solo te fijas en lo bueno que le ocurre a él y lo malo que te pasa a ti
  • Cambia tu diálogo, tanto interno como externo por otro más realista. Si estás a punto de decir ¡no es justo que a ti te pase eso y a mi no!, mándate una señal de stop mental a ti mismo e inmediatamente cámbialo por: no me gusta que no me ocurra lo que deseo, aunque me alegro que a ti la vida te sonría en este momento. Estas frases sanan el espíritu, protegen tus relaciones y no te harán perder tiempo ni energía.

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