Yo soy la tercera de una familia de 8 hermanos y a la vez que iba creciendo, me iba dando cuenta de lo diferente que es el cuerpo de cada persona.
Algunas personas tienen la suerte de perder peso más rápido de lo que se gana y también me di cuenta que había personas que enfermaban mucho más que otras.
En mi caso, mi peso y mi salud era del todo inestable. Desde entonces, estoy llevando a cabo una dieta y un estilo de vida que se adapte a mí y no yo a ella. Hay un montón de dietas diferentes para poder elegir, como la dieta vegana, la dieta mediterránea, la dieta proteica, etc.
Pero, ¿Ha oído hablar de la dieta del tipo de sangre?
Según el médico neurópata Dr. Peter J. D’Adamo, cree que un estilo de vida y dieta corresponde al tipo de sangre de cada persona.
El Dr. D’Adamo cree que nuestras dietas ideales están intrínsecamente ligadas a nuestros tipos de sangre. Estas dietas se basan en las características genéticas de nuestros antepasados y a lo que comían.
Conocido como el “agraria”, las personas que tienen este tipo de sangre son adecuadas para llevar una dieta vegetariana, orgánica y con alimentos fresco. Se deben evitar las carnes rojas por completo.
Esto se debe a que las personas con sangre tipo A tienden a sufrir enfermedades cardiacas, cáncer y diabetes.
Ejercicios como caminar, hacer yoga, etc., son ideales para estas personas.
Conocido como el ‘nómada’, el tipo de sangre B tienen los sistemas inmune y digestivo robustos. Una dieta óptima puede incluir verduras, la mayoría de carnes y algunos productos lácteos.
Se debe evitar el trigo, el maíz, las lentejas y los tomates.
Las personas con sangre del tipo B debe deben realizar ejercicios físicos moderados, como senderismo, ciclismo, tenis y natación.
Conocido como el ‘enigma’, las personas con un tipo de sangre AB toman su dieta óptima de ambos tipos de sangre, de la A y de la B.
Esta dieta incluye mariscos, frijoles y huevos.
Realizar una combinación de los ejercicios del tipo A y B, es lo ideal.
Conocido como el ‘cazador’, la dieta óptima O-tipos “se centra en las proteínas animales. Se tiene similitudes con la dieta paleo ya que limita los granos y productos lácteos.
Las personas con este tipo de sangre, deben realizar ejercicios físicos intensos.
Estos incluyen correr, ejercicios aeróbicos y deportes de contacto.
Teniendo en cuenta lo diferente que somos cada uno de nosotros, tiene sentido que nuestras diferencias genéticas pueden afectar a lo que es bueno y malo para nuestro cuerpo.
Una de las afirmaciones centrales de la dieta del tipo de sangre es que las lecitinas, una proteína presente en los alimentos que comemos, se sienten atraídos por ciertos tipos de sangre.
Algunos estudios han encontrado que las lectinas de algunos alimentos pueden hacer que las células rojas de la sangre se agrupen, bloqueando su buena circulación.
Otras investigaciones han encontrado que los tipos específicos de sangre son más susceptibles a ciertas enfermedades.
Esto pone algo de verdad en la afirmación de que los tipos de sangre pueden ser un factor clave en nuestra salud.
El Dr. D’Adamo también dice que es muy importante eliminar los azúcares refinados que son comunes en la dieta típica estadounidense.
También aboga por incluir el ejercicio en nuestra rutina diaria.
Los estudios han demostrado que mientras que los estadounidenses han estado haciendo más ejercicio en estos últimos años, la obesidad en la población sigue subiendo de forma constante.