Si quieres conocer Corea del Norte hay un par de cosas que debes saber de antemano. Solo podrás conocer Pyongyang, la capital del país, y la zona desmilitarizada, o DMZ.
Y, aún así, solo podrás ver lo que el Estado quiere que veas. Un guía y un traductor te seguirán como tu sombra, asegurándose de que no saques fotos que puedan dejar mal parado al país ni hagas las preguntas equivocadas.
No hables con los locales. No hagas zoom en la enorme estatua de bronce de los dictadores, Kim Il Sung y su hijo Kim Jong Il, la imagen tiene que ser de cuerpo completo. Y, por favor, no vayas a robar nada, que puedes terminar como Otto Warmbier.
Por eso la mayor parte de las imágenes que nos llegan son de lo mismo: estatuas, edificios, Kim Jong Il mirando cosas... hasta ahora.
Xiaolu Chu tuvo una golpe de suerte inesperado. Estaba viajando desde Pyongyang hasta Moscú cuando su tren se paró en Tumangang, una villa remota en el noreste de Corea del Norte. El fotógrafo, que trabaja para Getty, tuvo una oportunidad única y tomó decenas de fotografías del pueblo para mostrarlas al mundo exterior.
El resultado es una serie de fotografías surreales de un país congelado en el tiempo, de edificios consumidos por el moho y niños en pulcros uniformes que van a la escuela sobre un camino de tierra. Por la noche las únicas imágenes iluminadas son los retratos de los Kim, que descansa sobre un edificio del gobierno.
El país atraviesa una crisis energética desde hace 20 años, pero siempre hay electricidad para iluminar a esos dos.
La estación de trenes de Tumangang, un edificio que parece de los 70, pero que, en realidad, fue completada en 2013.
Las casas descuidadas y caminos de tierra
La tienda más grande del pueblo
Si bien Tumangang era más pobre que la capital, las personas no parecían tan pobres como él había imaginado, según explicó a Mashable. “La gente era muy delgada y trabajaban mucho, pero me sorprendió ver que los niños tenían uniformes escolares muy lindos”, dijo.
Los locales lo miraban con sospecha, pero se dejaron fotografíar
Las fotos son únicas por dos razones: es una de las pocas veces que el mundo ve cómo viven las personas fuera de la capital, donde solo vive la élite política y económica del país, y porque Chu no volverá nunca a Corea del Norte.
Antes de salir del país los militares revisan las cámaras y eliminan cualquier foto que no esté permitida, pero Chu había escondido las suyas en una carpeta oculta.
Ahora que las fotos han visto la luz, él dijo que no regresaría porque se sentiría “demasiado preocupado por su seguridad”.
En el país con el ejército más grande del mundo hay que tener cuidado. Un paso en falso y puedes terminar en la cárcel.
Un militar revisa las fotografías para ver si tiene contenido no aceptable por el régimen.
La mayoría de imágenes que llegan del país son de su capital... hasta ahora
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